Albergues de Quito están al límite

Instalaciones del Albergue Municipal Casa del Hermano. FOTO: Casa del Hermano
Personas ordenan las donaciones en las instalaciones del albergue. (Foto: Cortesía Casa del Hermano)

Más de 30.000 personas han sido atendidas en dos establecimientos de este tipo en lo que va de 2023. El Albergue San Juan de Dios y la Casa del Hermano tienen problemas de espacio.

Los albergues de Quito se encuentran al máximo de sus capacidades. Esto debido a la alta  cantidad de personas nacionales o extranjeras que, de manera voluntaria o forzada, llegan a la capital de Ecuador para buscar mejores oportunidades de vida.

Por esto, estos espacios han limitado la comida y el servicio de acogida a algunas familias. Así lo cuentan a este Diario. Almircar Ávila y Judith Vahamonte, venezolanos, nacidos en Caracas. Ellos llegaron hace 16 días a Ecuador, luego de hacer una parada en Medellín. Están en Quito para mejorar su estabilidad económica y laboral.

Tienen dos hijos, una pequeña de 12 años y un varón de 18. El mayor decidió quedarse en su país natal. Ambos lo extrañan.

Llorando y con  la voz quebrantada, Almircar narra parte de su historia. Están en un pequeño cuarto de paredes blancas, con amplias ventanas que permiten el ingreso de la fuerte luz del sol. “Salí con mi esposa y mi hija hace cinco meses desde Venezuela. Primero intentamos establecernos en Medellín, pero no logramos conseguir un trabajo estable. Para nosotros es un golpe muy fuerte no poder conseguir empleo por falta de papeles”.

Esta problemática se vuelve común en personas expuestas a problemas de movilidad. Cuando una persona emigra de manera irregular no puede obtener la documentación necesaria para acceder a un trabajo formal. Esto aumenta las posibilidades de terminar en espacios de vulnerabilidad o de caer en la pobreza extrema o en negocios ilegales.

“Lamentablemente, muchos se aprovechan de nuestro estado para pagarnos menos de lo establecido y no puedo decir que no a un trabajo, porque lo necesito para comprar cosas indispensables para mi familia”, relata Almircar.

Su relato ejemplifica el estado de vulnerabilidad en el que se encuentran estas personas. Esta condición es peor para las personas que no han culminado estudios formales.

“He trabajado toda mi vida en el área de construcción y mi esposa trabajó en Venezuela en una empresa de pañales. Nos hemos dado cuenta que el no tener una carrera universitaria hace más difícil conseguir trabajo”.

Judith cuenta que le piden referencias personales. “Y como no conozco a nadie, no puedo conseguirlas”, dice.

Ante estas circunstancias, los albergues se vuelven indispensables, porque brindan espacios seguros y los recursos necesarios para sobrevivir por un tiempo, hasta que sus ‘huéspedes’ mejoren su situación. Sobre todo cuando no cuentan con familiares o personas conocidas en el país.

“Ahora, ya cumplimos los 15 días dentro del albergue y tenemos que ver a dónde nos reubican, esperamos poder encontrar un lugar”, dice Almircar.

Las restricciones responden a la alta demanda que tienen los albergues, incluso la falta de otros, para tratar de ayudar a todos quienes buscan refugio.

La historia de Almircar y Judith es una de muchas que se pueden encontrar dentro de estos espacios en Quito.

Por ejemplo, este 12 de julio de 2023, la ‘Casa del Hermano’ tuvo que enviar a otro albergue a una familia compuesta por papá y dos hijos, ya que no contaban con habitaciones disponibles. Para esto, el Municipio tiene una red de albergues, donde pueden ser distribuidos cuando sea necesario.

Sitios llenos

La Casa del Hermano cuenta con la modalidad ‘acogimiento de personas de paso’. Este centro está ubicado en la Av. 24 de mayo y Rafael Barahona, en el Centro Histórico. Pertenece al Patronato San José y sobrevive por presupuesto municipal.

Este sitio brinda alojamiento temporal, asistencia psicosocial, intervención en crisis y alimentación tres veces al día. Cuenta con una capacidad para atender a 45 personas, es decir, de 15 a 17 familias, por un tiempo establecido de 15 días.

Este espacio nació como un proyecto dentro del plan ‘Habitantes de Calle’. “Inició en marzo de 2022. El concepto que manejamos es para albergar a familias en condición de movilidad, nacionales y extranjeros, enfocado en el cuidado de niños”, aseguró Max Paredes, director del albergue.

También cuenta con un equipo de abordaje a personas que se encuentran en movilidad humana y habitantes de calle durmiendo en el espacio público. Los responsables del programa se acercan, les preguntan de dónde vienen y si requieren este servicio. En el caso de solicitarlo, los trabajadores sociales les llevan a alguno de los centros de acogida.

El Albergue San Juan de Dios se maneja de forma distinta. Tiene dos tipos de usuarios. ‘Los permanentes’, que son 36 usuarios internos con discapacidad y que viven dentro de las instalaciones. Para este tipo de beneficiarios ya no existen cupos.

El segundo grupo es el de ‘Usuarios externos’. Para ellos hay múltiples programas. Reciben a personas de movilidad humana, extrema pobreza, discapacidad, adultos mayores, mujeres embarazadas, es decir, todos los grupos vulnerables. En estos programas tienen servicio de hospedaje. Los atienden a partir de las 16:00, les sirven la cena y pueden pasar a las habitaciones. Al siguiente día les brindan el desayuno y deben retirarse del local a las 07:00.

La capacidad diaria es de hasta 170 personas. Pero todos los días se quedan sin espacio, y deben avisar a las personas necesitadas que no pueden recibir a más. Un promedio de 60 niños utilizan este servicio junto a sus padres.

 Almuerzos se sirven a diario

Para el comedor solidario, que es el nombre que pusieron al almuerzo, preparan 250 platos exactos. A esta hora del día también hay personas que se quedan por fuera, ya que no se dan abasto para preparar más de esa cantidad. En lo que va de 2023 han entregado 46.771 raciones de comida.

También tienen el ‘Servicio de Ropero’, en el que entregan las donaciones de ropa, dos días a la semana. Para los que llegan al hospedaje nocturno les entregan un kit de ropa. Entre estas dos modalidades se han donado 3.374 kits.

También, a ciertos grupos, se les entrega un kit de víveres y legumbres. Para esto tienen una capacidad que varía de 500 a 550 kits mensuales. Con un total entregado de 4.373 en lo que va del año.

Asimismo, cuentan con campañas de salud. A las 36 personas que viven dentro de las instalaciones se les da medicina general, terapias psicológicas, corporales y más. Para los externos tienen servicios médicos, salas de escucha y servicios psicológicos. (EC)

Así puede ayudar a los albergues

Si desea hacer donaciones al albergue Municipal, pueden acercarse al Patronato San José, ubicado en la calle Chile y Benalcázar, desde las 09:00 hasta las 16:00. Aquí se receptan todo tipo de donaciones, que luego se reparten a los albergues Casa del Hermano, Residencia del Adulto Mayor y Hogar Calle, los cuales pertenecen al Municipio. Las donaciones son distribuidas dependiendo de las necesidades de cada uno de estos espacios.

Para ayudar al albergue San Juan de Dios hay diferentes maneras: donar comida y ropa; apadrinar a alguna de las 36 personas permanentes; o donar su tiempo, haciendo voluntariado.

Para hacer voluntariado tiene que llenar los datos que se piden en el siguiente enlace:

Para mayor información puede ingresar aquí
El albergue Casa del Hermano ha brindado alojamiento temporal a 642 personas desde enero hasta junio de 2023.
El albergue San Juan de Dios ofreció alojamiento temporal a 29.963 personas de enero a junio de 2023.