Una trágica realidad

El Ministro de Educación denunció a la Fiscalía General de Estado que entre 2014 y 2017 se registraron 756 casos de abusos en adolescentes. Fueron, según el funcionario, “negligentemente archivados”. Las autoridades, negligente y vergonzosamente preferían mirar hacia otro lado. Sus preocupaciones eran otras, dados los juicios que se siguen a algunos de los que compartieron con ellos el poder.

En Estados Unidos a un aspirante a integrar nada más y nada menos que la Corte Suprema de Justicia se le acusa de acciones de este tipo. El Instituto de Estadística de la Unesco, a su vez, sostiene que “casi un tercio de los adolescentes del mundo han sufrido acoso escolar recientemente”. Añade, por ejemplo, que el bullying “afecta a jóvenes de todas partes, en todas las regiones y en países”.

La Unesco en su informe precisa que “el acoso se refiere a la violencia entre compañeros/estudiantes que se caracteriza como “comportamiento intencional y agresivo que ocurre repetidamente cuando hay un desequilibrio de poder real o percibido”. En Ecuador, por lo visto, no sabemos mucho sobre la salud física y emocional de nuestros jóvenes.

En el país poco a poco se denuncian casos de este tipo. Su “dosificación” hace suponer que se necesita conocer cuál es la realidad, para que las políticas públicas en materia de educación y salud sean las adecuadas. También para que se propicien cambios en la manera de formar y conducir la vida familiar y comunitaria. Lo cierto es que, al decir de la Unesco, hay un desequilibrio de poder real por eliminar o atenuar con la mayor brevedad posible.


Allí donde hay amor, hay vida; el odio conduce a la destrucción”. Mahatma Gandhi Político indio (1869-1948)El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho”. William Shakespeare Escritor británico (1564-1616)