Siniestra, vergonzosa radiografía

Luego de una larga investigación, prolija y accidentada, por fin el martes el fiscal general, Paúl Pérez, acusó al expresidente Correa de ser autor del delito de asociación ilícita y plagio (secuestro) en Colombia del exasambleísta Fernando Balda, el 13 de agosto de 2012. No por esperada, la acusación dejó de provocar cierta conmoción mediática dentro y fuera del país. La Fiscalía se fundamentó en 28 elementos de convicción.

Se hizo, por tanto, un gran esfuerzo investigativo para tratar de comprobar que fue Correa quien dio la orden de “traer a como dé lugar” a Balda de Colombia. Disposición que la Dirección General de Inteligencia (DGI) y la Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) buscaron cumplir al pie de la letra, pero bajo la supervisión puntual del propio exmandatario.

Un momento de la exposición del fiscal llamó la atención y fue cuando exclamó que en tiempos del correísmo en el poder “no se podía pensar diferente”, y otro en que afirmó que “han existido personas inocentes que han sido seguidas, inclusive de la Corte Nacional de Justicia”. Una política basada en una abultada sucesión de violaciones de derechos constitucionales y legales.

Falta mucho por andar en este proceso contra Correa y su grupo. A cada paso se develan sorprendentes posibles delitos conexos, de manera que el “caso Balda” pudiera dejarnos, al concluir, una siniestra y vergonzosa radiografía de un sombrío tramo de nuestra historia reciente. Se ayudaría a completar un nauseabundo retrato del correísmo, del que la corrupción que se judicializa es apenas un esbozo.


Cuando uno hace sufrir a otra persona, el más perjudicado es uno mismo”. Frédéric Beigbeder (Escritor francés, 1965)

Explicar nuestras actitudes éticas convencionales, no es justificarlas”. Peter Singer Filósofo y escritor australiano (1946)