MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA
Desde hace un par de semanas se vienen suscitando hechos que mantienen en vilo a la ciudadanía esmeraldeña, más aún a aquellos que frecuentan con sus familias el malecón de la playa del balneario de Las Palmas, lugar de recreación y esparcimiento y porqué no decirlo, el único donde muchos acudimos por falta de espacios de diversión en nuestra ciudad.
La inseguridad que de pronto se siente y vive en dicho sector, es por demás preocupante, mucho más cuando se pretende que sea, a través del turismo que se dinamice la economía del sector y la actividad turística no puede vivir desligada de la otra, deben ir de la mano.
Esto se debe porque al momento de decidirse por un destino turístico, suelen considerarse factores de precio, calidad del servicio, atractivos naturales y culturales o moda. Sin embargo, el factor seguridad tiene cada vez más relevancia al momento de elegir un destino vacacional y de a poco es el que más peso tiene cuando se toma la decisión.
En muchos países se advierte a sus ciudadanos sobre la seguridad de los lugares a visitar y está en cada uno decidir si ir o no, pero hay quienes buscan noticias relacionadas con la seguridad para por ellos mismos conocer si es favorable o no ir de visita. Amigos lectores, si usted lee o conoce de la situación de inseguridad de Esmeraldas, ¿la visitaría?
Con esto último no quiero decir que dejemos de difundir noticias poco positivas de la ciudad, porque una cosa es ser negativos y otra muy diferente es ser realistas, si podemos promocionar un lugar, playa, restaurante, a partir de nuestra experiencia, es correcto y es realmente lo que nosotros podemos hacer, aunque también dependerá de la buena atención y el servicio que brinda.
La promoción turística a gran escala no nos compete a nosotros como ciudadanos, sino a las autoridades que son quienes tienen que articular planes y acciones frente a los temas de control y seguridad.