¿Qué estamos esperando?

Un individuo violó a 41 niños durante un año en la Academia Naval Pedro Traversari en Quito. Hace casi tres meses, la Justicia obligó a ese centro de estudios a poner una placa en el aula donde todo pasó: “En memoria de las víctimas de abuso infantil en el sistema educativo”.

La corrupción del gusto forma parte de la industria de los dólares y hace juego con ella”. Edgar Allan Poe Escritor estadounidense (1809-1849) Hace un mes y medio la Asamblea creó una comisión, le puso el nombre de esa escuela y prometió que investigaría todos los casos, las denuncias, que escudriñaría en los procesos de selección de profesores y en las responsabilidades de las autoridades.

Prometieron muchas cosas. Sin embargo, hasta el momento, nada. Lo único que han dicho es que tienen tres casos en la mira. Los familiares de las víctimas no han sido ni siquiera invitados y no se ha receptado una sola denuncia.

Sabemos que debe haber muchos temas importantes por estos días copando la cabeza de nuestros asambleístas. Pero debemos decir que este es también un tema muy importante.

Nuestras cabezas se mundializan, pero nuestros corazones se localizan”. José Antonio Marina (1939) Filósofo español.

Los niños que fueron violados en esa escuela contaron a La Hora que durante su niñez no tuvieron tiempo de pensar en qué harían de grandes, que solo podían pensar en sobrevivir. Contaron que siete años después siguen sintiendo miedo, se bajan de un bus cada vez que miran a alguien parecido a ese profesor, aún les recorre un rubor al pensar en novios o novias. Fueron infancias frustradas, juventudes atacadas.

Dos millones de niños y jóvenes asisten a clases en nuestro país. ¿Cuántos más deben vivir el mismo infierno para que le demos a este tema la importancia que merece? Para decirlo más claro: ¿Qué estamos esperando?