Niñas y niños: perdón

El país se nos va de las manos. Y no por las catedrales de corrupción construidas en la década. El país se cae a pedazos con cada nueva noticia de violación a niñas, niños y adolescentes…

No ha pasado ni un semestre desde que se revelara la abominación del caso Aampetra, con 41 vidas destruidas en un colegio privado del sur de Quito, y ahora desde un colegio público de Guayaquil la vergüenza nacional crece al conocer que 100 niños pudieron ser violentados sexualmente.

Estas cifras son ‘la punta de un iceberg’ que se agiganta por abyectos pactos de silencio. ¿Ningún profesor, padre de familia, representante distrital del Ministerio de Educación se percató DE que centenas de niños apagaban sus vidas entre el silencio y el terror? ¿Fue más importante ‘precautelar el prestigio’ de una institución educativa? ¿Fue mejor tranzar con el poder y alcanzar impunidad?

Ecuador es un Estado sin respuestas frente a la violencia contra la niñez y la adolescencia. Basta un ejemplo: de 185 denuncias conocidas en un año, apenas el 17% termina en sentencia condenatoria. Y frente a ello cabe una pregunta: de los niños que integran ese 17 % ¿cuántos reciben ya reparación integral por parte del Estado y la sociedad?

Corresponde pedir perdón a niñas, niños y adolescentes. Perdón por la indiferencia. Perdón por no creer en su sufrimiento. Ojalá, colectivamente, pudiéramos aprender de la madre del caso ‘El Principito’: una mujer que siempre creyó en su hijo y peleó contra un oscuro maridaje entre violencia sexual y poder hasta alcanzar justicia.

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Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo”. Confucio Filósofo chino (551 AC-478 AC)

Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio”. Aristóteles Filósofo griego (384 AC-322 AC)