Muerte cruzada

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, en entrevista televisada expresó: «El escenario de la muerte cruzada no es un escenario ideal para el Gobierno, no es ideal para la Asamblea Nacional y no es ideal para el país”. Agregó que no puede “creer que en la Asamblea exista alguien que pretenda no darle salida al país en un momento tan difícil». Remató: «Si los empresarios, los ciudadanos, la Asamblea les dicen que no al Gobierno, se lo están diciendo es al país. Esta no es una iniciativa del Gobierno, es una medida para responder a la crisis. Si la Asamblea tiene una mejor alternativa estamos deseosos de escucharla”.

Naturalmente que hay alternativas que fueron presentadas por la Conaie y por el Foro de Economistas Heterodoxos, pero la frustrante clase política y sus presidenciables, no se molestaron en analizarlas, porque son opuestas al FMI y su neoliberalismo que castiga a los pueblos y los condena a la miseria.

La muerte cruzada, cuando falta un año y días para que acaben los períodos no conviene a gobernantes y gobernados en medio de la “emergencia sanitaria” y la debacle de la economía. ¿Amenaza a los asambleístas con una inmensa mayoría que vota a favor o en contra, sin siquiera saber de qué se trata? La mediocridad es característica de casi todos los políticos, el oportunismo una demostración de inteligencia, y la “calvicie moral”, como diría José Ingenieros, su más notoria distinción.

La muerte cruzada consta en el art. 148 de la Constitución. El Presidente puede disolver la Asamblea Nacional por: “1. Arrogación de funciones que no le competan constitucionalmente. 2. Si obstruye la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo. 3. Por una grave crisis política y conmoción interna”. No existe tiempo ni dinero, para la aventura politiquera.