Los binomios presidenciales

Hasta el domingo 23 de agosto del 2020, se eligieron 18 binomios presidenciales en el período de elecciones primarias. Un número escandaloso frente a las limitaciones del país. Los precandidatos confrontarán procesos de impugnaciones.

¿Por qué este número de precandidatos? La política tiene la atracción fatal del poder. Ofrece cuatro años de privilegios económicos y comodidades desconocidas para la gente del común. Un sueño de reyes y tranquilidad si no saltan los recovecos sociales, las catástrofes de la salud y la naturaleza. Al ganador y a su familia les espera una vida de ficción, fuera de la realidad habitual.

La política ecuatoriana se ha convertido en una feria. Asoman los encantadores para todo gusto. Señoras y señores, está presente el Centro Democrático, movimiento del correísmo, con el binomio Andrés Arauz-Rafael Correa. A pesar de que el expresidente tiene orden de prisión preventiva y sentencia en dos instancias a ocho años de prisión por cohecho, en el caso Sobornos. En la lista de asambleístas nacionales consta Pablo Romero, exjefe de inteligencia del Gobierno anterior, condenado a nueve años de cárcel por el secuestro de Fernando Balda. Correa vive en Bélgica, prófugo de la justicia y a Romero le bailan los ojos en la prisión.

Siguen los magos de la política: Un exministro del anterior Gobierno y exdiputado; el expresidente derrocado por los forajidos; el banquero que ha intentado tres veces llegar a la presidencia; un dirigente protagonista del relajo del pasado octubre; un ex dirigente deportivo; la mujer joven que ha ocupado puestos de concejal, asambleísta constituyente y legisladora; un pastor de almas perdidas. La lista sigue. ¿Esta pequeña muestra tiene poderes para hacer aparecer y desaparecer la felicidad?

Cada binomio ofrece trabajo, desarrollo agrícola, exportación de productos, educación de calidad, servicio de salud, seguridad nacional; promete terminar con la pobreza y la corrupción. Problemas incompletos del país. Hasta estos días, ninguno de los vendedores de milagros ha planteado cómo solucionar sus encargos.

Los asambleístas no se dieron tiempo para pensar con perspectiva y evitar esta parranda electoral. Es inaplazable una reforma del código de la democracia que exija a los candidatos perfiles humanos, académicos y morales. Olvidaron las leyes que cancelen las posibilidades de formar movimientos políticos en cada barrio al calor de una copa.

Estamos disgustados y sorprendidos. La democracia está secuestrada y pervertida. Queremos una democracia real. Un gobierno del pueblo, por y para el pueblo. El espacio del pueblo es el trabajo, la educación que enseñe a pensar por cuenta propia, salud digna y seguridad eficaz. La zona importante del pueblo es la palabra que defiende la igualdad ante la ley, la paz, el bienestar, la formación y conducta ética de los ciudadanos.