Estamos en una república

A algún funcionario del gobierno, según se aprecia en ciertos programas televisivos y radiales de opinión, se le ha pasado por alto que, desde que Lenín Moreno asumió la Presidencia, el diálogo ha sido instrumento invaluable y permanente de su desempeño. En relación con la manera de ejercer el poder de su antecesor hemos experimentado una transformación radical.

¿Denigrar a alguien? Se discuten las ideas, apreciaciones y puntos de vista, por contrapuestos que sean a los de los funcionarios o, incluso, de las políticas que se proyectan y son anunciadas por el propio Presidente. Nadie es dueño de la verdad. El Plan Económico puesto en marcha no es una excepción. Los diálogos permiten llegar a acuerdos y a encontrar solución a los problemas.

El tiempo de los gurús de decisiones inapelables tanto en materia política, como social o económica es cosa del pasado correísta. Como se sabe, en nuestro sistema republicano todos los ciudadanos tienen derechos a la igualdad de la ley y los actos del gobierno no deben ser secretos sino puestos al conocimiento del pueblo para poder ser controlados. Tiene la obligación de hacerlo con prolijidad, fundamento y, sobre todo, paciencia.

En un régimen republicano los ministros son responsables de sus actos ante el gobierno que los puso en el cargo, pero fundamentalmente ante el pueblo que eligió a ese gobierno. Sus actos deben ser puestos en conocimiento de ese pueblo para posibilitar su control. Mucho más cuando se juega el bienestar y el destino de toda la sociedad. Quien no lo considere así debe dar un paso al costado y dedicarse a otra cosa.


La ocasión hay que crearla, no esperar que llegue”. Francis Bacon Escritor inglés (1561-1626)

Lo que siempre pasa es aquello en lo que uno cree realmente; y creer en algo hace que pase”. Frank Lloyd Wright Arquitecto estadounidense (1867-1959)