¿A quién beneficia?

El Estado debe dialogar y sacar a los tres periodistas secuestrados de esta pesadilla de la cual no pudo defenderlos. Se trata de tres civiles quienes circulaban libremente en territorio ecuatoriano. Esto de la línea dura con los secuestradores suena más a película de acción de Hollywood que a una decisión soberana.

Imagínense lo feo que debe ser por los rehenes saber que el Estado, encarnación del diálogo nacional, ahora que hay de por medio vidas humanas, mas no objetivos políticos, ya no quiere dialogar.

Los hechos hablan más que mil palabras y en este sentido la falta de más atentados por un lado y la disminución de presencia militar y policial en los sectores más sensibles de la frontera norte sugieren en cambio que hay negociaciones y que debemos seguir siendo optimistas. Si a esto añadimos la voluntad del Señor Presidente de que todo se resuelva con la liberación de los tres periodistas, podríamos afirmar que hay esperanzas.

Cauto optimismo, pues hablamos de grupos irregulares que tienen las ideas muy claras sobre qué hacer y cómo hacerlo. Estrategias ya comprobadas y confiables que lastimosamente han causado cuatro muertos, varios heridos y graves daños a cosas a consecuencia de explosivos. Supieron tomarnos por sorpresa y desprevenidos.

No podemos permitirnos seguir está guerra y peor aún no podemos tampoco permitir que las cosas se nos salgan de las manos, pues nadie puede garantizarnos que lo que hoy le toca a las poblaciones de Esmeraldas, pueda ser replicado en otras partes del país. En fin, firmes mas no necios jugando con la vida de los inocentes.

Aquí el gran ausente parece ser la fuerza armada colombiana que no logra controlar sus límites y que es muy tibia en su accionar. Me da la sensación de que al Ecuador se lo quiere arrastrar en una lucha desproporcionada. Los que algún día bombardearon sin permiso Angostura ahora ya no tienen ni la capacidad disuasiva ni la voluntad o el liderazgo para intervenir en este asunto. Puede ser que esta postura sea ingenua ,pero también puede ser que haya cálculos de alto vuelo que nosotros todavía ni siquiera alcanzamos a ver; no nos prestemos y hagamos nuestros intereses.

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