El frustrado ‘sueño’ correísta

¿Fue el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social una función del Estado imparcial y promotora de la transparencia? ¿La sociedad vio preservados y defendidos sus intereses en esta institución? La respuesta negativa a estas preguntas, de forma contundente e inequívoca, se la tuvo en la consulta popular y el referéndum del domingo pasado. Era un secreto a voces que el Consejo nunca fue una entidad autónoma y que tampoco propició alguna vez la segunda parte de su pomposo nombre: el control social.

Durante una década el Consejo solo fue un instrumento para erosionar las bases de la convivencia democrática y establecer una estructura de gobierno al servicio de solo un partido político y su líder. Esta ‘quinta función’ del Estado fue manejada a su antojo por el Ejecutivo. Se la utilizó para concretar el ‘sueño’ correísta de lograr un Estado de partido único, en que todo le estuviera subordinado sobre la base del control de todas de las instancias de control, la justicia y de arriba hasta abajo del más mínimo mecanismo de gobierno del país.

La consulta puso fin a este deplorable y vergonzoso estado de las cosas, y el presidente Lenín Moreno se apresta a enviar a la Asamblea Nacional el proyecto de Ley Orgánica Reformatoria al respecto. Ya se barajan nombres del que sería el Consejo transitorio, que tendrá “la potestad de evaluar el desempeño de las autoridades cuya designación le corresponde, pudiendo, de ser el caso, anticipar la terminación de sus periodos”.

Esto es lo que ha echado a temblar a no pocos de los peones correístas escrutados en el aparato estatal.


El ejemplo tiene más fuerza que las reglas”. Nikolái Gógol Escritor ruso (1809-1852)

Solo hay una serie de comienzos, pero ninguna creación definitiva”. V. S. Naipaul Escritor, novelista y ensayista inglés (1932)