Diálogos y pretensiones

Un gran cambio es que al terminar una dictadura o tiranía se haya implementado un amplio diálogo. Nadie puede negar que afrontamos una grave crisis económica, pero no es el fin del mundo. O que el diálogo solo funciona en beneficio de los llamados sectores productivos o que los agoreros de desastres tengan toda la razón.

Los números no aceptan milagros. Las soluciones, planteadas en principio por el mediocre equipo sobreviviente del gobierno anterior, tenían un claro sesgo fiscalista, matizadas con evidentes rasgos de amargura y resentimiento social. En consecuencia desataron protestas, muchas fuera de tono e inclusive irrespetuosas.

Algo pasa en la mentalidad de nuestros sectores productivos. Sería bueno que estos sectores retardatarios visiten el ‘imperio’ y se enteren de cómo los más poderoso empresarios se oponen a la bajada de impuestos porque, según ellos, eso afectaría a la clase media y aumentaría las desigualdades sociales.

El Gobierno ha tenido la sensibilidad de ajustarlas. En especial al aumentar las exoneraciones, reducir el Impuesto a la Renta para pequeños empresarios y exportadores, aplicar un gradualismo racional en el pago de anticipos, abandonar la locura de gravar las cargas familiares y no responsabilizar a accionistas sobre obligaciones tributarias, entre otras.

Es hora ya de que el Presidente vea también que llegó el tiempo del relevo de su herencia burocrática en estas áreas.


Todos somos hombres ordinarios, que tenemos que hacer frente a decisiones extraordinarios”. Ken Liu Escritor chino (1976)

La historia no nos ofrece respuestas definitivas para todos los tiempos. Es un proceso”. Margaret MacMillan Escritora canadiense (1943)