Richard E. Ruiz O.
En la Edad Antigua, hubo un pueblo que brilló por su genialidad y sus aportes culturales, que nos dejó un legado de sabiduría. Ese pueblo fue Atenas, que contrariando a los demás sistemas de gobiernos vigentes, por lo general tiranos y despóticos, consagró la democracia como forma de gobierno, a principios del siglo V a. C. ¿Qué es la democracia? ¿En qué consiste?
Aristóteles (siglo IV, a.C.) sostuvo que en la democracia ejerce el poder la mayoría, y en ésa regla se basan las decisiones. Sostenía la necesidad de la periodicidad de las funciones de los magistrados, cuya responsabilidad al igual que la del resto de los ciudadanos, era juzgada por la asamblea popular, que es la que posee los más amplios atributos de mando. Con respecto a los cargos de gobierno que no necesitan de demasiada sapiencia, sostenía que deben determinarse por sorteo. La asamblea popular se reunía en el ágora, la plaza pública, donde las más importantes cuestiones eran debatidas y resueltas por el pueblo, de acuerdo a sus leyes, según el citado criterio de la mayoría. Esta democracia era directa, ya que el pueblo no decidía como actualmente, a través de sus representantes sino por sí mismos. Los estrategas, que ejercían su mandato en cada una de las diez tribus ciudadanas, eran elegidos por la asamblea popular, con mandato anual, pudiendo ser reelegidos. Entre ellos, los votos de todos valían lo mismo.
La implementación de la democracia quitó a los nobles del supremo poder, reemplazando la sociedad dividida en cuatro tribus, según condiciones de nacimiento por diez tribus basadas en la ubicación geográfica de los territorios. La posibilidad de ejercicio de esta democracia aún tenía mucho por mejorar, ya que se excluía por ejemplo de la participación, a los menores de 18 años por su falta de madurez y experiencia a quienes no se les reconocían los derechos de participación. Ya lo decía Nelson Mandela: Si no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía”. (O)
Cambio y fuera