De quién es la lucha

Es lo que constantemente nos estamos preguntando al entablar conversaciones con amigos o compañeros, luego del cese a las manifestaciones que se llevaron a cabo en nuestro país, cuyo foco de acción contestataria y de mayor actividad se desarrolló en la ciudad de Quito, pero aún seguimos en la dubitación de saber si verdaderamente el protagonista único fue el movimiento indígena, o existieron otros actores que se fueron enlistando en estas protestas y definitivamente la realidad es esa, pero partamos de algo importante, del por qué se da este grito y sentir popular.

La realidad, aunque nos parezca sacada de contextos, es que en estos últimos años se ha ido incubando un malestar general, no solo por las acciones encaminadas por el actual gobierno, sino que esto trae cola desde el gobierno que lo precedió, con ciertas particularidades que se dieron en los 12 años del correísmo. En ese periodo no solo se fracturó a la organización social, también fueron vejados y ultrajados gremios, sindicatos, asociaciones, personas naturales, etc.; a esto se debe añadir la factibilidad que el Presidente Moreno, dio en este periodo llamado de transición, para que se recuperen las bases de la democracia, de la institucionalidad, desde la perspectiva ciudadana se sigue viendo en el actual mandatario muestras de debilidad, de estar gobernando para las elites, de no tener una ruta definida; todo esto desde una mirada tenue es muy fácil el sacar estas conjeturas, pero si analizamos detenidamente y nos adentramos a profundidad con la problemática social, económica y política que tenemos, pienso que con fallas tremendas por acción u omisión, este gobierno trata de dejarnos direccionando por un mejor sendero.

Existe un descontento social y es potestad del gobierno dar respuestas acordes a estas manifestaciones, ojalá se deje de lado ciertos romanticismos con los grupos de poder y con los rezagos del correísmo, ojalá que esta experiencia nefasta sirva para implementar políticas económicas que vayan de la mano con políticas sociales que palien las necesidades del pueblo, caso contrario seguiremos en una constante lucha.

[email protected]

Es lo que constantemente nos estamos preguntando al entablar conversaciones con amigos o compañeros, luego del cese a las manifestaciones que se llevaron a cabo en nuestro país, cuyo foco de acción contestataria y de mayor actividad se desarrolló en la ciudad de Quito, pero aún seguimos en la dubitación de saber si verdaderamente el protagonista único fue el movimiento indígena, o existieron otros actores que se fueron enlistando en estas protestas y definitivamente la realidad es esa, pero partamos de algo importante, del por qué se da este grito y sentir popular.

La realidad, aunque nos parezca sacada de contextos, es que en estos últimos años se ha ido incubando un malestar general, no solo por las acciones encaminadas por el actual gobierno, sino que esto trae cola desde el gobierno que lo precedió, con ciertas particularidades que se dieron en los 12 años del correísmo. En ese periodo no solo se fracturó a la organización social, también fueron vejados y ultrajados gremios, sindicatos, asociaciones, personas naturales, etc.; a esto se debe añadir la factibilidad que el Presidente Moreno, dio en este periodo llamado de transición, para que se recuperen las bases de la democracia, de la institucionalidad, desde la perspectiva ciudadana se sigue viendo en el actual mandatario muestras de debilidad, de estar gobernando para las elites, de no tener una ruta definida; todo esto desde una mirada tenue es muy fácil el sacar estas conjeturas, pero si analizamos detenidamente y nos adentramos a profundidad con la problemática social, económica y política que tenemos, pienso que con fallas tremendas por acción u omisión, este gobierno trata de dejarnos direccionando por un mejor sendero.

Existe un descontento social y es potestad del gobierno dar respuestas acordes a estas manifestaciones, ojalá se deje de lado ciertos romanticismos con los grupos de poder y con los rezagos del correísmo, ojalá que esta experiencia nefasta sirva para implementar políticas económicas que vayan de la mano con políticas sociales que palien las necesidades del pueblo, caso contrario seguiremos en una constante lucha.

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Es lo que constantemente nos estamos preguntando al entablar conversaciones con amigos o compañeros, luego del cese a las manifestaciones que se llevaron a cabo en nuestro país, cuyo foco de acción contestataria y de mayor actividad se desarrolló en la ciudad de Quito, pero aún seguimos en la dubitación de saber si verdaderamente el protagonista único fue el movimiento indígena, o existieron otros actores que se fueron enlistando en estas protestas y definitivamente la realidad es esa, pero partamos de algo importante, del por qué se da este grito y sentir popular.

La realidad, aunque nos parezca sacada de contextos, es que en estos últimos años se ha ido incubando un malestar general, no solo por las acciones encaminadas por el actual gobierno, sino que esto trae cola desde el gobierno que lo precedió, con ciertas particularidades que se dieron en los 12 años del correísmo. En ese periodo no solo se fracturó a la organización social, también fueron vejados y ultrajados gremios, sindicatos, asociaciones, personas naturales, etc.; a esto se debe añadir la factibilidad que el Presidente Moreno, dio en este periodo llamado de transición, para que se recuperen las bases de la democracia, de la institucionalidad, desde la perspectiva ciudadana se sigue viendo en el actual mandatario muestras de debilidad, de estar gobernando para las elites, de no tener una ruta definida; todo esto desde una mirada tenue es muy fácil el sacar estas conjeturas, pero si analizamos detenidamente y nos adentramos a profundidad con la problemática social, económica y política que tenemos, pienso que con fallas tremendas por acción u omisión, este gobierno trata de dejarnos direccionando por un mejor sendero.

Existe un descontento social y es potestad del gobierno dar respuestas acordes a estas manifestaciones, ojalá se deje de lado ciertos romanticismos con los grupos de poder y con los rezagos del correísmo, ojalá que esta experiencia nefasta sirva para implementar políticas económicas que vayan de la mano con políticas sociales que palien las necesidades del pueblo, caso contrario seguiremos en una constante lucha.

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La realidad, aunque nos parezca sacada de contextos, es que en estos últimos años se ha ido incubando un malestar general, no solo por las acciones encaminadas por el actual gobierno, sino que esto trae cola desde el gobierno que lo precedió, con ciertas particularidades que se dieron en los 12 años del correísmo. En ese periodo no solo se fracturó a la organización social, también fueron vejados y ultrajados gremios, sindicatos, asociaciones, personas naturales, etc.; a esto se debe añadir la factibilidad que el Presidente Moreno, dio en este periodo llamado de transición, para que se recuperen las bases de la democracia, de la institucionalidad, desde la perspectiva ciudadana se sigue viendo en el actual mandatario muestras de debilidad, de estar gobernando para las elites, de no tener una ruta definida; todo esto desde una mirada tenue es muy fácil el sacar estas conjeturas, pero si analizamos detenidamente y nos adentramos a profundidad con la problemática social, económica y política que tenemos, pienso que con fallas tremendas por acción u omisión, este gobierno trata de dejarnos direccionando por un mejor sendero.

Existe un descontento social y es potestad del gobierno dar respuestas acordes a estas manifestaciones, ojalá se deje de lado ciertos romanticismos con los grupos de poder y con los rezagos del correísmo, ojalá que esta experiencia nefasta sirva para implementar políticas económicas que vayan de la mano con políticas sociales que palien las necesidades del pueblo, caso contrario seguiremos en una constante lucha.

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