Cartas al Director…

Divide y reinarás

En política es muy común la estrategia de dividir a los gobernados para mantenerlos bajo control, pues la unión monolítica del pueblo constituye una amenaza latente para el poder. Un pueblo con criterio formado, unido en torno a la reivindicación de sus derechos y libertades fundamentales, jamás va a permitir que se desafíe su tolerancia y, menos aún, que se abuse de él. De ahí la expresión que en sociología y en política se repite en forma recurrente: “Los pueblos tienen la historia que se merecen”. En efecto, si un pueblo es sometido, maltratado, avasallado, abusado o humillado, es porque lo tolera y lo permite. Al contrario, si un pueblo es tratado con absoluto respeto a su soberanía y a sus derechos fundamentales, no es sólo virtud del gobernante, sino también mérito del propio pueblo que es respetable y se hace respetar.

El emperador romano Julio César fue quizás quien mejor utilizó la estrategia de la división de fuerzas populares para mantener el control del imperio, llegando a considerarse suya la sentencia: “Divide y reinarás”. Tiberio César, emperador romano en tiempos de Jesús, sucesor y discípulo de Julio César, tenía bien dividido al pueblo judío al que Roma lo había conquistado y colonizado. La manera sencilla de dividirlo era generando privilegios para los líderes religiosos y sus seguidores, mientras que al resto se lo trataba como a pueblo conquistado y colonizado. El sector privilegiado se convertía en defensor de Roma y se encargaba de investigar y denunciar cualquier tipo de levantamiento popular contra el imperio, a fin de que sea reprimido y controlado.

Esta estrategia imperial romana y esta conducta popular se han venido repitiendo en todo tiempo y en todo lugar. Quienes reciben los beneficios y privilegios de los gobiernos de turno, es natural que se conviertan en sus defensores a ultranza, no necesariamente porque consideren que el gobierno es digno y merece continuar en el poder, sino porque saben que, si cae el gobierno o pierde las elecciones, se acaban sus privilegios y beneficios. (O)

Dr. Camilo Espinosa Pereira