La ya tan prolongada guerra promovida por el Presidente George W. Bush contra Irak suscita toda suerte de comentarios e interpretaciones antes de la muerte de Saddan Hussein, respecto de sus motivaciones y objetivos concretos, así como sus potenciales efectos para el mundo entero.
No cabe duda que están en juego principios y normas internacionales, pero fundamentalmente desmesurados intereses que nutren la política de poder. En el trasfondo del escenario bélico, matizado por la congoja y los homenajes póstumos, a los soldados caídos, está fundamentalmente un ingrediente geo-político que incluye el dominio del petróleo y la consolidación de la gran potencia, en su rol de gendarme universal.
El presidente Bush ha desatendido reiteradamente el clamor universal por la paz y tomó la decisión de declarar y prolongar la guerra. No cesa la demolición bélica que se desencadena y se libra en un escenario donde abunda el combustible del cual depende el dinamismo económico mundial. Parece cuestión mil veces repetida aquella de que la guerra se carga como víctima a más de los inocentes ciudadanos a los soldados igual de inocentes.
Entre la vorágine de los mensajes periodísticos, pese al sorprendente desarrollo de la tecnología y la inmediatez de los mensajes periodísticos, resulta cada vez más confuso saber cuándo de verdad se logra comunicar y qué dosis de propaganda envuelve a los mensajes emitidos en una invasión militar con las características que vive el mundo en donde se ha vuelto difícil saber la verdad.
Más allá de esa hipocresía de los partes de guerra, siempre coloreados por la versión más arrogante de quienes dicen defender la libertad unos para justificar una invasión y otros para enaltecer la capacidad de resistencia, olvidan a la hora de arrasar los principios a los que dicen defender.
Los invasores iniciaron primero la existencia de armas químicas, luego la necesidad de acabar con un régimen corrupto y dictatorial ¿Cuándo realmente ocurrirá la liberación de Irak, es decir, la devolución de ese desventurado país a su legítimo dueño, que es el oprimido pueblo de Irak, Hussein ya no es una amenaza para USA. Y más aún que quedó claro hace rato que el mismo Osama Bin Laden no era su aliado?