“Ni a los muertos dejan en paz”

LUIS.  El hombre muestra las tumbas que fueron profanadas.
LUIS. El hombre muestra las tumbas que fueron profanadas.

No muchos trabajan como ‘albañiles de nichos’. Porque a muchos les da miedo pisar los cementerios y sería peor trabajar en uno, durante ocho horas.

O sería terrible llegar al trabajo y encontrarse con cuatro tumbas revueltas, con algunos huesos regados que a los ladrones de cementerios se les olvidó.

Luis Toalombo, construye nichos desde hace ocho años, dice que al principio no se animaba pero que un ‘padrecito’ le convenció. “Me dijo que no me preocupe, que no pasaba nada, que no debía tenerle miedo a los ‘muertitos’ y aquí estoy”.

Es el primer lunes de 2021, después de las fiestas de Año Nuevo, Luis llega a su trabajo a las 08:30. Todo parece normal, se prepara para empezar pero ese día todo se transforma.

Caminando por el Cementerio Municipal de Santa Rosa, se encuentra con dos fosas que parecen profanadas. Las cajas están en el piso destruidas, hay ropa vieja regada por doquier, un par de huesos y una lápida rota en la que se avanza a leer el nombre: ‘Juan’, pintado con tinta dorada.

El ‘Albañil de Nichos’ se asusta, recorre el cementerio y tres metros adelante se topa con dos nichos más que también fueron robados. “Del uno se llevaron hasta la caja”, dice Luis.

Sin esperar mucho tiempo, llama a la encargada de la casa de los muertos para contarle sobre su macabro encuentro.

Minutos después acude el padre Ángel Aucapiña, párroco de Santa Rosa. “Ni a los muertos dejan en paz”, lamenta el sacerdote.

Pero esta no es la primera vez que roban los cadáveres de este cementerio. Hace dos meses, se llevaron el cuerpo de un niño, y hace uno, dos cadáveres. En total van siete. Así lo cuenta Aucapiña. También hay varias lápidas que fueron forzadas.

Ninguno de los cadáveres fue identificado todavía, “estamos revisando en los archivos de la parroquia para saber los nombres de los cuerpos y comunicar a los familiares”, dice el Padre de Santa Rosa.

El martes, a las 09:00 una pareja de lugareños que se enteraron de la tragedia, llegaron asustados, porque pensaron que se trataba de uno de sus familiares.

La mujer con lágrimas, respiró profundo cuando comprobó que no era su padre ni su suegro pero no dejó lamentarse por la profanación, “como pueden hacer esto Dios mío”, sollozó.

Luis, el ‘albañil de nichos’, no se niega a mostrarle la tumba a quien se lo pide, igual y por ahí aparece un familiar. “Están viniendo bastantes personas para averiguar lo que ha pasado”.

A Luis no le da miedo pisar los cementerios, trabaja en uno durante ocho horas. (APQ)

TOME NOTA
Los ladrones se habrían saltado la pared para entrar al cementerio.