Gracias a la solidaridad alumnos podrán acceder gratuitamente a la educación a través de un centro de cómputo.
Máxima Quiñonez está en el grupo de los adultos mayores y vulnerables económicamente de la parroquia Rocafuerte, cantón Rioverde, norte de Esmeraldas. Ella decidió apostar a la suerte para ver si su situación mejoraba un poco durante unos días.
La norteña fue una de las cerca de 3.000 personas que, en el Ecuador y España compraron el boleto de una rifa que busca dar acceso a la educación a estudiantes de la zona. La bondad de la acción nace desde el momento en el que un grupo de rocafortense radicados en España se juntan y reúnen 1.500 dólares para empezar a implementar el centro de cómputo en el lugar que los vio nacer.
A los de la Asociación Rocafuerte Sin Fronteras Europa-Ecuador, se le ocurrió la idea de multiplicar la donación organizando una rifa. El plan funcionó, al punto que, ahora se tiene 5.500 dólares para comprar computadores equipados, escritorios y lo básico para la conectividad a internet, elemental para ejercer la actual modalidad de estudios (virtual).
Cadena de donaciones
Quiñonez está el grupo de los tres ganadores del premio. En la transmisión con el espacio para se contarjíes y judio que estñen 0 dñolareestarcionaron al extremo, por cuando saben las mvirtual del momento del sorteo, quienes estaban en el lugar de la rifa se emocionaron al extremo, por cuando saben las múltiples necesidades que la rodean; ahora con los 200 dólares la comida en su casa estará garantizada por un tiempo.
Y no fue lo único bonito del día. Ricardo, de nacionalidad española, quien trabaja de mesero en su país, decidió donar los 400 dólares que le correspondían, por cuanto entendió que la razón de la rifa apunta al beneficio social y no particular. Lo impensado volvió a ocurrir ese día.
Nilo Hidalgo, ecuatoriano/español complementó la felicidad de los organizadores, por cuanto, los 800 dólares que le correspondían por el boleto que compró en dos dólares, decidió no recibirlo y se lo dejó a la Asociación y la Fundación Rocafuerte Sin Fronteras Europa-Ecuador, que ya venía con otras actividades en función a las necesidades generadas por el confinamiento en época de emergencia sanitaria mundial.
Raquel Pata Salazar, Eloy Albán Estupiñán y el párroco, Luis Fernando Criado, son algunos de los nombres que ayudan a la comunidad. Para la operatividad del centro de estudio que están pensado para niños, adolescentes y jóvenes, particularmente, la Cáritas de la iglesia Católica decidió sumarse, por lo que se contará con el espacio físico para instalar las computadores.
Una de las formas de garantizar que el proyecto educativo sea sostenible en el tiempo, se está buscando la forma de que algunas familias hagan aportes simbólicos como uno o dos dólares para el pago del internet, el cual es carente en la mayoría de los hogares de la parroquia Rocafuerte, cantón Rioverde, norte de Esmeraldas, el lugar donde vive Máxima Quiñonez, la mujer que simboliza la suerte que tiene la gente de bondad. (MGQ)