La primera propuesta de Provincialización

HISTORIA. En el 2008, el libro de J. Luis Clavijo fue recuperado y publicado por segunda ocasión luego de 100 años de su primera edición.
HISTORIA. En el 2008, el libro de J. Luis Clavijo fue recuperado y publicado por segunda ocasión luego de 100 años de su primera edición.

Con los relatos de sus páginas, se potencia la creación de la provincia de Santo Domingo de los Colorados en la zona baja del occidente de Pichincha.

Por:

Patricio Velarde Segovia

Sociólogo e investigador histórico santodomingueño. Miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador.

“Santo Domingo de los Colorados. Su Porvenir”, libro escrito por J. Luis Clavijo entre 1907 y 1908, es el primer documento que anticipa -112 años atrás- un futuro promisorio para esta extensa y rica región subtropical ubicada en la estribación occidental de la provincia de Pichincha, a la que pertenece como parroquia rural del cantón Mejía entre 1883 y 1944.

Su propósito, demostrar que “la comarca” de Santo Domingo de los Colorados reunía todas las condiciones para asumir una nueva jerarquización territorial, en cuya potencial superficie de 10 mil kilómetros cuadrados, podría crearse 50 parroquias y 5 cantones sobre los que surgiría la nueva provincia de occidente. En base a sus exploraciones, la región abarcaba desde el sector de Silante-Tandapi hasta el río Suma (sector de Jama en dirección a Chone), límites de la parroquia de Santo Domingo de los Colorados y la provincia de Pichincha con Manabí. Consideraba como superficie 400 leguas a la redonda, es decir, 100 kilómetros hasta los linderos con Manabí y Esmeraldas.

Sus argumentos

Según Clavijo, en primer lugar -para alcanzar este “idealizado” proyecto- era indispensable el mejoramiento del camino de herradura entre Alóag y Santo Domingo. De igual forma, continuar con la construcción del ferrocarril entre Quito y Bahía de Caráquez -pasando por Santo Domingo- cuyos contratos son firmados por el gobierno liberal de la época.

En segundo lugar, es inaplazable la formación de un mapa topográfico que facilitara la colonización con el deslindamiento y entrega ordenada de lotes, acorde al espíritu de la Ley de Tierras Baldías de 1875 para el aumento de la población y rendimiento de la producción, y no la utilidad fácil y la especulación que afectaban a terrenos cultivados por colonos y el repliegue de los nativos tsa’chilas.

Señala que: “Puede hacerse en el plano -conocidos los ríos, los esteros, las alturas, etc,- la designación de los lugares que han de ser población y lotes que de estos habría que dejar en reserva, necesarios para caseríos y que serían después parroquias, y no muy tarde, cabeceras de cantón que pueden erigirse en una provincia”.

Recomienda, señalar el área para cabecera del pueblo y “el sitio escogido para asiento de la población, debe constar de manzanas de a ochenta metros por lado, divididas en cuatro partes iguales, y adjudicarse una a cada persona que desee y se halle en condición de edificar habitación donde ha de permanecer, sea ésta casa, rancho, chalet, barraca que ha de habitar, so pena de perder su derecho».

Sugiere, como tercer aspecto, la necesidad de la Administración de Justicia mediante un reglamento especial que garantice la presencia del Ejecutivo, la autoridad y la aplicación de la ley a través del aumento de la Policía de Orden y Seguridad y la designación de un jefe Territorial. La convivencia entre los nuevos pobladores, se facilitaría.

Evoca a la memoria y a la esperanza de que otras provincias vecinas no podrían oponerse al surgimiento de la nueva provincia. Sentencia que «Es el cariz que le pondrán las demás provincias a ésta que lo es en ciernes» e insinúa con asombrosa realidad al preguntarse: ¿»Por qué se ha de dar demasiado asidero al dicho de que alguna provincia se oponga al ensanchamiento, mejora, levantamiento de las otras o al surgimiento de una nueva?»… ¿Podría, Manabí por ejemplo, mostrarse recelosa porque Santo Domingo surja? No son ella, el Guayas y Esmeraldas, las que ensancharían su negocio y lo aumentarían con la abundancia de cosechas en este nuevo centro de producción?

Pedido final

Utopías e ideales cruzan sus páginas, pero que argumentadas con realidades, potencian la creación de la provincia de Santo Domingo de los Colorados en la zona baja del occidente de Pichincha. J. Luis Clavijo sugiere al Gobierno de Eloy Alfaro que “con unos seis u ocho meses que se ocupe en la facción del plano y un año, a lo más, en el ferrocarril, pudiera el actual Gobierno, con un nuevo cantón, hacer un hermoso presente a la República en el próximo centenario de su grito de independencia en 1909, y con una nueva provincia sellar su administración en 1911. ¿No será idealizar? se preguntaba.