Inocentes brindan esperanza

Un grupo de niños de escasos recursos dejó volar su imaginación cuando
Un grupo de niños de escasos recursos dejó volar su imaginación cuando

Mientras ayer cientos de familias salieron a las calles en busca de un regalo, un grupo de niños se envolvieron en su tristeza ya que tuvieron que trabajar o mendigar por un caramelo.

En el parque Montalvo la inocencia se tomó el pasto. Blanca Caiza (8) y sus primos jugaron con unos pocos burritos elaborados de galleta y brincaron sin cesar a su alrededor.

Talvez para la clase media y alta, los regalos, tarjetas, globos, peluches, electrodomésticos o más detalles sirven para demostrar su cariño navideño, pero para estos cinco pequeños de escasos recursos económicos, esa funda de caramelos con galletas significó todo su mundo.

Al otro extremo del parque, otro grupo de pequeños lustrabotas que vinieron desde Latacunga en la provincia de Cotopaxi, acogió con alegría las fundas de caramelos que les dio un ciudadano extranjero.

Sin embargo, cuando alguien más se les acercaba, ellos enseñaban sus caritas pintadas con la tinta negra de los zapatos y una sonrisa pícara, pedían juguetes (muñecas o carritos) porque hasta ese momento el trabajo era su única razón de ser.
Esta Navidad no fue tan diferente a otras, la sociedad se dejó vencer por el consumismo más que por la espiritualidad y regocijo que encierra el nacimiento de Jesús, quien se hizo hombre por redimir a su pueblo del pecado.

Pero, ¿a quién le atribuimos esta falta de fraternidad?, ¿a los padres, tíos, primos, abuelos, amigos, negocios, medios de comunicación?. Todos somos responsables de fomentar la fe, la solidaridad, el amor y la esperanza de días mejores. Los niños nos traen ese mensaje con muestras sinceras de cariño y su inocencia reflejada en el juego.