El presunto asesino de una niña en Quito fue procesado por femicidio

QUITO

Caminar por la calle Carlos Larrea de la Ciudadela Ibarra jamás será lo mismo para sus habitantes.

La gente no puede evitar detenerse en la esquina de la intersección con la Calle 6 para fijar su mirada en el punto donde fue asesinada la noche del pasado martes una niña de apenas 13 años.

La menor fue victimada con al menos seis puñaladas que comprometieron su vida. También tenía cortes en sus manos como muestra de que la muchacha intentó defenderse de la violenta agresión.

Antes del crimen, ella llegó al negocio de Carlos H. a comprar una blusa, pero el comerciante se propasó atentando contra el pudor de la víctima.

“Hubo un intento de abuso sexual y la niña logró abandonar el lugar”, indicó el coronel Víctor Aráus, jefe de la Dinased.

El uniformado agregó que se investigará si el hoy detenido utilizaba la fachada de su negocio para saciar sus bajos instintos, pues tras el hecho de sangre se supo que otras mujeres también fueron agredidas por el implicado.

“Vamos a investigar si este es un caso aislado o si dentro de este local pudo haber otro intento de abuso sexual a otras menores de edad”, advirtió.

Luego del incidente, Carlos H. abandonó la ciudad, pero la mañana del miércoles la Dinased lo capturó en Cuenca.

La audiencia de calificación de flagrancia se efectuó en la Unidad Judicial de Quitumbe y ahí se inició una instrucción fiscal por femicidio. El sospechoso guarda prisión preventiva.

“Durante estos 30 días, la Dinased va a presentar todos los indicios y pruebas necesarias para que la autoridad respectiva imponga la mayor pena”, sentenció Aráus.

Parecía un hombre normal

La zona que la noche del martes fue escena del crimen es comercial y residencial. Quienes la conforman aseguran que el sospechoso del hecho parecía un sujeto como cualquier comerciante que llega a ganarse diariamente la vida.

Una mujer que trabaja en un salón de belleza esquinero y que prefirió la reserva de su identidad, contó que Carlos H., llegó a rentar el local hace aproximadamente dos meses y medio.

En todo ese tiempo el hombre no demostraba comportamientos anómalos. Ella recuerda que “el vecino” trabajaba acompañado de su esposa y sus dos pequeños y que la noche del martes estaba con el hijo de 4 años, quien también presenció el crimen.

“La niña pasó caminando frente a mi local con otro chiquito, luego vi que el vecino pasó con el hijo y después escuché gritos”, contó la joven oriunda de la Costa.

Un hombre que vende pinchos en la esquina observó a lo lejos la agresión, pero cuando quiso intervenir fue demasiado tarde. La pequeña caminó unos 10 metros hacia la vía principal para pedir ayuda, pero en su trayecto se desplomó y murió desangrada.

Dramática despedida

El último adiós para Shirley D. se dio en medio del llanto e indignación de sus seres queridos. Ahogada en su llanto, Glenda Sánchez, prima de la hoy difunta, exigió a las autoridades de justicia que se haga caer todo el peso de la Ley sobre Carlos H., quien figura como el principal sospechoso de la muerte de la niña.

“Es un daño irreparable que nosotros no podemos sostener. Es apenas una niña que no pudo vivir nada. Este hombre no pensó en nada y le arrebató la vida, es un enfermo”, expresó mientras lloraba.

El jefe de la Dinased, Víctor Aráus, dijo que como parte de la investigación se practicarán exámenes psicológicos al detenido para intentar entender qué lo motivó a actuar de esa manera en contra de la menor. (FLC)