Para los musulmanes existe vida tras la muerte. Lo ideal es purificar el cuerpo y enterrarlo en 24 horas.
“Dondequiera que estéis, incluso si estáis en torres fortificadas, os alcanzará la muerte…”, dice el Corán, libro sagrado del Islam. Son precisamente estas escrituras, reveladas por el máximo profeta Mahoma, en las que se basan los rituales fúnebres musulmanes.
La ablución
Quienes profesan esta religión siguen un riguroso proceso antes de enterrar a sus muertos. Saleh Basit, musulmán residente en Ecuador, comenta que cuando uno de los suyos fallece, el cadáver es lavado para lograr su purificación.
A esta práctica se la conoce como ablución funeral o ‘al-Ghusul’, que significa baño completo, y que los musulmanes no solo realizan en rituales fúnebres, sino en festividades islámicas o momentos como el Ramadán o Ziyarah (peregrinación).
La ‘Sunna’, una colección de enseñanzas y proverbios de Mahoma, es otra de las guías en las que el Islam basa sus funerales.
Luego de la purificación, se seca el cuerpo y se lo envuelve en una tela blanca. Las mujeres se encargan del proceso, si es una de ellas la fallecida, y los hombres, en el caso de ser varón.
Conexión con la tierra
Al difunto lo trasladan hasta el cementerio, en un ataúd de madera sin tapa. Al llegar a la ‘última morada’ se retira el cadáver del ataúd y, tras una breve oración, se lo coloca directamente sobre la tierra.
“Porque sobre la tierra es plantada la vida”, comenta Basit que reitera que esa es una conexión que no se debe perder. Durante este acto, los familiares y allegados deben mostrar su dolor y tristeza de forma sutil. “Nada exagerado o con excesos”.
Y es que, para el pueblo musulmán, los sepelios son momentos de congregación entre el muerto y sus seres queridos. Es por eso que, tras el deceso, se debe enterrar el cuerpo en las primeras 24 horas y la ceremonia debe ser sencilla.
La familia recita el Corán durante tres noches. Además, se hacen muchas súplicas por el cuerpo que acaba de perder la vida.
Rituales
Existen leves diferencias en cuanto a la preparación del muerto, dependiendo del género. A los varones, por ejemplo, se los envuelve en tres paños de algodón mientras que a las mujeres en cinco. A las mujeres, además, se les recoge el cabello o se les peina con tres trenzas. En ambos casos, se les frota bálsamos, aceites, perfumes y esencias.
Existen días después del funeral en los que se debe visitar la tumba, el más importante es al cumplirse 40 días del fallecimiento.
Prohibiciones
Además de prohibir que los cuerpos sean enterrados dentro de un ataúd, los musulmanes no permiten la cremación o embalsamiento.
Esta doctrina recomienda también no trasladar a los difuntos, sino dejarlos en el lugar en el que perdieron la vida. Sin embargo, según un reportaje realizado por El Español, en España, donde hay casi dos millones de musulmanes, se estima que menos del 70% mueren y se entierran ahí.
Se estima que muchos, en la vejez o tras un diagnóstico médico, deciden regresar a su ciudad de origen. Pero, además, en el país europeo se ha abierto un debate sobre la ley mortuoria que rige en España que no es compatible con la tradición musulmana.
Pese a eso, existen en ese territorio, cerca de 17 cementerios para quienes profesan dicha religión.
Desde edades tempranas, los musulmanes aprenden que la muerte es un decreto divino, no creen en la reencarnación, pero sí en la resurrección, entendiéndose como el inicio de una nueva etapa existencial. (AVV)
EL DATO
Durante tres días se reza el Corán tras la muerte de un musulmán.