Carmela, la madre de miles de venezolanos

MADRE. Una nueva familia encontraron los migrantes venezolanos en la casa de Carmela Carcelén, quien se ha convertido en una madre.
MADRE. Una nueva familia encontraron los migrantes venezolanos en la casa de Carmela Carcelén, quien se ha convertido en una madre.

Ibarra

María del Carmen Carcelén Carabalí tiene 48 años y un corazón inmenso. En 2017, después de un viaje a la frontera, descubrió que la vida le tenía preparado algo inmenso: ser la protectora de miles de migrante.

Doña Carmela, como le dicen sus visitantes, tiene ocho hijos biológicos. Todos hombres. El primero lo tuvo a los 18 años, 10 meses. Ahora él tiene 29 años y es el mayor de la familia. Su árbol genealógico también es extenso. Sus padres viven en el Juncal y tuvieron varios hijos. Carmela es la quinta de nueve hermanos, de los cuales dos fallecieron. Ahora son tres varones y cuatro mujeres, que se visitan, como una familia unida.

Sin embargo, Carmela tiene otros hijos, que son de destino y éxodo. Ellos son más 8.500, y la mayoría de nacionalidad venezolana. Migrantes que tuvieron que exiliarse de su país por los problemas que atraviesa. “Me gusta servir a las personas. Cocinar para ellas, servirles, conseguirles ropita, que nadie se quede sin su comida. Estar atenta a todo lo que necesita la comunidad, un grupo, la iglesia”, comenta sonriente.

La cuenta de los migrantes que se han albergado en su casa las llevaba en cuadernos. Ahí anotaba los nombres, teléfonos, profesión y cédulas de quienes llegaban a buscar un techo seguro. “Tenemos un registro hasta octubre del 2018. Como para tener un sustento si alguien viene y dice: como hizo negocio por eso no guarda nada, ni registros. Pero fue hasta octubre porque nos cansamos de esperar. Dijimos no, nadie va a venir con un pan, a nadie le importa. Nadie nos va a regalar las carpas y colchonetas que necesitamos. Así que dije paremos esto. Vengan, solo entren”.

Hijos migrantes

Junior Tiapa es del estado Aragua, Venezuela. Tiene 22 años y se encuentra en la casa de doña Carmela. Dice que llegó ahí luego de venir caminando 13 días seguidos. “En San Gabriel, conocimos a un hijo de la señora Carmela. Él venía haciendo compras. Nos comentó del lugar y nos trajo a descansar a todos. Dos mujeres, dos niños y yo”.

María Gallardo es de Yaracuy, Venezuela. Llegó a Colombia, después de caminar cinco días seguidos. Ahí coincidió con doña Carmela, quien le dijo que podía llegar a su casa a descansar cuando lo necesitara. “Arribé ayer a su hogar. Me han tratado bien. Me he podido bañar, cambiar de ropa y lavar las cosas”, dice, junto a su prima, Glorimar Durán, su compañera de viaje.

Jordi José Lame es de Barquisimeto, Venezuela. Después de caminar, con su hermano, ocho días por Colombia y Ecuador, llegó a El Juncal. Ahí le dijeron que podría descansar en la casa de la señora Carmela. Él no creía, pero fue a ver si era verdad. Cuando golpeó la puerta, le recibieron con comida, pudo descansar y ahora está listo para seguir su camino hacia Perú.

Otras facetas

A doña Carmela, aparte de ayudar a los migrantes, le gusta coserse vestidos. La actividad la hace los fines de semana, especialmente los domingos, a partir de las 17:00. “Me gusta ir a la iglesia siempre con un vestido bien elegante. Y empezar a poner la vinajera. Poner las cosas que necesita el sacerdote, y buscar los cantos”.

Su religiosidad es completa. En la iglesia pertenece a un grupo de canto. “Para la gloria del Señor, soy la primera voz”. Las canciones que más le gustan son ‘Danos un corazón’ ´porque la letra invita a la reflexión. “Esta canción es como siempre estar exhortando a la gente que seamos corazón”. La otra canción que le gusta es ‘Gracias’, porque, agrega, siempre hay que agradecer a Dios por todo lo que brinda. (PTEG)

TOME NOTA

En la comunidad de El Juncal, en la vía de ingreso a Pimampiro se localiza la casa de los esposos Carlos García y Carmen Carcelén.

Dato

Doña Carmela indica que los requisitos para ingresar al albergue son tres: portarse bien, ser feliz y ser feliz. Eso es todo.