Hoy miércoles 10 de junio conmemoramos el día Mundial del Modernismo, en este artículo
he tratado de resumir la enorme implicación que esta corriente de pensamiento provocó en
la humanidad y las consecuencias en nuestro presente. Todo surgió con el desarrollo de la
revolución industrial en el siglo XIX, donde se impuso al conocimiento científico como única
fuente de verdad. Los profesionales, que se formaron bajo esta concepción de un mundo
predecible, fueron los encargados de generalizar una visión de desarrollo basada en una
falaz interpretación de la teoría de la evolución de Darwin. Según esta interpretación,
sobrevive el más fuerte, y para sobrevivir hay que competir y derrotar al rival.
Esta percepción provocó que todos seamos por esencia rivales, bajo esta lógica la
naturaleza también debía ser sometida y se hizo, talando árboles, cazando
indiscriminadamente especies, encauzando de manera artificial ríos, todo para demostrar la
supremacía humana. La ética de la competencia totalmente limitada, pues por principio
importa el marcador y no el partido, se valoran los resultados y no el aprendizaje, prevalece
el fin frente al proceso y, por lo tanto, cualquier medio puede ser válido.
Como se habrán percatado, estas reflexiones surgen de observar nuestro día a día. La ley
del más fuerte casi nos extingue a todos. Es necesario reconocer los vacíos de los modelos
que hemos ido construyendo, analizar nuestro comportamiento y el de los demás. La clave
para sobrevivir en un ecosistema radica en tener la capacidad de “armonizarse con el resto
de actores”, ser parte de un todo. El más apto es el que se conecta de forma autentica con
sus semejantes dejando de lado mezquindades que solo habitan en seres poco
evolucionados o llamados primates modernos.