‘El país de los muertos’, una lectura escalofriante

Oswaldo Paz y Miño J.

Bajo el signo de la noche, que se ha ofrecido para que en ella se cometan desgarraduras y lacras, el lector atravesará, no sin escalofríos, la reciente publicación del escritor ambateño Fausto Ramos Romo, ‘El país de los muertos’. Se trata de un tomo atrapante, que contiene 13 relatos trascendentes, en los que las maldiciones tienen cuota propia, vigencia potente y fuego que hiela la sangre.

Relata a cantores integrantes de coros oscuros, a placeres mundanos, a fetiches, a sensaciones prohibidas y a relaciones en las que la cuota del pecado se paga con sangre, sudor y lágrimas.

Trece noches y trece relatos de terror, el género que altera la psiquis y desata las fobias. Trasciende en la palabra, provoca pensamientos, inspira a la filosofía, da que pensar; entonces, ‘El país de los muertos’ tiene arte.

El libro de Fausto recicla historias contadas en noches en las que lo único que abrigaba era el amor y lo que flotaba, el miedo. Un tomo que tiene memoria y dedicatorias.

A través del miedo
Sueño y muerte, asco por la vida y la especie, la eternidad y la melancolía, “historias de brujas y fantasmas, maldiciones, cofradías secretas, asesinos castigados por el destino que fueron condenados a transformarse en muerto vivientes”. Palabras que quiebran la niebla, rompen el agua en cristales pequeños, laberintos de salida imposible, rejas, trampas, pesares, fobias, condenas, despechos, venganzas, odio, vibrantes verdades que llegan con los disfraces de la muerte, con sus velos, sus engaños y sus seducciones. La muerte, la única verdad, ella que todo lo rompe y nos obliga a dejar temas pendientes.

Una vida nueva exige nuestra muerte”. Vergilio Ferreira ,escritor portugués.

“Repentinamente me encuentro en mi dormitorio, ahogándome, mientras mi esposa trata de reanimarme presionando con sus manos mi pecho para que reaccione. Lo hace por varias ocasiones, sus labios temblorosos besan los míos mientras solloza me alejo a través de un interminable túnel oscuro”

Leer ‘El país de los muertos’ puede provocar noches de auto-conspiración, ahora que ese verbo está de moda. Conspirar contra las libertades, la democracia y la paz al amparo de trasnochadas ideologías. Es un parloteo despreciable y un discurso remordido, que intenta agitar las aguas y pescar a río revuelto.

‘El país de los muertos’ presenta al lector un mosaico de miedos, que provocarán invocaciones desde el escándalo de la vida, a los milagros que nos alejen de la muerte en trances de angustia doliente, que a ella le provoquen risas.

[email protected]

Oswaldo Paz y Miño J.

Bajo el signo de la noche, que se ha ofrecido para que en ella se cometan desgarraduras y lacras, el lector atravesará, no sin escalofríos, la reciente publicación del escritor ambateño Fausto Ramos Romo, ‘El país de los muertos’. Se trata de un tomo atrapante, que contiene 13 relatos trascendentes, en los que las maldiciones tienen cuota propia, vigencia potente y fuego que hiela la sangre.

Relata a cantores integrantes de coros oscuros, a placeres mundanos, a fetiches, a sensaciones prohibidas y a relaciones en las que la cuota del pecado se paga con sangre, sudor y lágrimas.

Trece noches y trece relatos de terror, el género que altera la psiquis y desata las fobias. Trasciende en la palabra, provoca pensamientos, inspira a la filosofía, da que pensar; entonces, ‘El país de los muertos’ tiene arte.

El libro de Fausto recicla historias contadas en noches en las que lo único que abrigaba era el amor y lo que flotaba, el miedo. Un tomo que tiene memoria y dedicatorias.

A través del miedo
Sueño y muerte, asco por la vida y la especie, la eternidad y la melancolía, “historias de brujas y fantasmas, maldiciones, cofradías secretas, asesinos castigados por el destino que fueron condenados a transformarse en muerto vivientes”. Palabras que quiebran la niebla, rompen el agua en cristales pequeños, laberintos de salida imposible, rejas, trampas, pesares, fobias, condenas, despechos, venganzas, odio, vibrantes verdades que llegan con los disfraces de la muerte, con sus velos, sus engaños y sus seducciones. La muerte, la única verdad, ella que todo lo rompe y nos obliga a dejar temas pendientes.

Una vida nueva exige nuestra muerte”. Vergilio Ferreira ,escritor portugués.

“Repentinamente me encuentro en mi dormitorio, ahogándome, mientras mi esposa trata de reanimarme presionando con sus manos mi pecho para que reaccione. Lo hace por varias ocasiones, sus labios temblorosos besan los míos mientras solloza me alejo a través de un interminable túnel oscuro”

Leer ‘El país de los muertos’ puede provocar noches de auto-conspiración, ahora que ese verbo está de moda. Conspirar contra las libertades, la democracia y la paz al amparo de trasnochadas ideologías. Es un parloteo despreciable y un discurso remordido, que intenta agitar las aguas y pescar a río revuelto.

‘El país de los muertos’ presenta al lector un mosaico de miedos, que provocarán invocaciones desde el escándalo de la vida, a los milagros que nos alejen de la muerte en trances de angustia doliente, que a ella le provoquen risas.

[email protected]

Oswaldo Paz y Miño J.

Bajo el signo de la noche, que se ha ofrecido para que en ella se cometan desgarraduras y lacras, el lector atravesará, no sin escalofríos, la reciente publicación del escritor ambateño Fausto Ramos Romo, ‘El país de los muertos’. Se trata de un tomo atrapante, que contiene 13 relatos trascendentes, en los que las maldiciones tienen cuota propia, vigencia potente y fuego que hiela la sangre.

Relata a cantores integrantes de coros oscuros, a placeres mundanos, a fetiches, a sensaciones prohibidas y a relaciones en las que la cuota del pecado se paga con sangre, sudor y lágrimas.

Trece noches y trece relatos de terror, el género que altera la psiquis y desata las fobias. Trasciende en la palabra, provoca pensamientos, inspira a la filosofía, da que pensar; entonces, ‘El país de los muertos’ tiene arte.

El libro de Fausto recicla historias contadas en noches en las que lo único que abrigaba era el amor y lo que flotaba, el miedo. Un tomo que tiene memoria y dedicatorias.

A través del miedo
Sueño y muerte, asco por la vida y la especie, la eternidad y la melancolía, “historias de brujas y fantasmas, maldiciones, cofradías secretas, asesinos castigados por el destino que fueron condenados a transformarse en muerto vivientes”. Palabras que quiebran la niebla, rompen el agua en cristales pequeños, laberintos de salida imposible, rejas, trampas, pesares, fobias, condenas, despechos, venganzas, odio, vibrantes verdades que llegan con los disfraces de la muerte, con sus velos, sus engaños y sus seducciones. La muerte, la única verdad, ella que todo lo rompe y nos obliga a dejar temas pendientes.

Una vida nueva exige nuestra muerte”. Vergilio Ferreira ,escritor portugués.

“Repentinamente me encuentro en mi dormitorio, ahogándome, mientras mi esposa trata de reanimarme presionando con sus manos mi pecho para que reaccione. Lo hace por varias ocasiones, sus labios temblorosos besan los míos mientras solloza me alejo a través de un interminable túnel oscuro”

Leer ‘El país de los muertos’ puede provocar noches de auto-conspiración, ahora que ese verbo está de moda. Conspirar contra las libertades, la democracia y la paz al amparo de trasnochadas ideologías. Es un parloteo despreciable y un discurso remordido, que intenta agitar las aguas y pescar a río revuelto.

‘El país de los muertos’ presenta al lector un mosaico de miedos, que provocarán invocaciones desde el escándalo de la vida, a los milagros que nos alejen de la muerte en trances de angustia doliente, que a ella le provoquen risas.

[email protected]

Oswaldo Paz y Miño J.

Bajo el signo de la noche, que se ha ofrecido para que en ella se cometan desgarraduras y lacras, el lector atravesará, no sin escalofríos, la reciente publicación del escritor ambateño Fausto Ramos Romo, ‘El país de los muertos’. Se trata de un tomo atrapante, que contiene 13 relatos trascendentes, en los que las maldiciones tienen cuota propia, vigencia potente y fuego que hiela la sangre.

Relata a cantores integrantes de coros oscuros, a placeres mundanos, a fetiches, a sensaciones prohibidas y a relaciones en las que la cuota del pecado se paga con sangre, sudor y lágrimas.

Trece noches y trece relatos de terror, el género que altera la psiquis y desata las fobias. Trasciende en la palabra, provoca pensamientos, inspira a la filosofía, da que pensar; entonces, ‘El país de los muertos’ tiene arte.

El libro de Fausto recicla historias contadas en noches en las que lo único que abrigaba era el amor y lo que flotaba, el miedo. Un tomo que tiene memoria y dedicatorias.

A través del miedo
Sueño y muerte, asco por la vida y la especie, la eternidad y la melancolía, “historias de brujas y fantasmas, maldiciones, cofradías secretas, asesinos castigados por el destino que fueron condenados a transformarse en muerto vivientes”. Palabras que quiebran la niebla, rompen el agua en cristales pequeños, laberintos de salida imposible, rejas, trampas, pesares, fobias, condenas, despechos, venganzas, odio, vibrantes verdades que llegan con los disfraces de la muerte, con sus velos, sus engaños y sus seducciones. La muerte, la única verdad, ella que todo lo rompe y nos obliga a dejar temas pendientes.

Una vida nueva exige nuestra muerte”. Vergilio Ferreira ,escritor portugués.

“Repentinamente me encuentro en mi dormitorio, ahogándome, mientras mi esposa trata de reanimarme presionando con sus manos mi pecho para que reaccione. Lo hace por varias ocasiones, sus labios temblorosos besan los míos mientras solloza me alejo a través de un interminable túnel oscuro”

Leer ‘El país de los muertos’ puede provocar noches de auto-conspiración, ahora que ese verbo está de moda. Conspirar contra las libertades, la democracia y la paz al amparo de trasnochadas ideologías. Es un parloteo despreciable y un discurso remordido, que intenta agitar las aguas y pescar a río revuelto.

‘El país de los muertos’ presenta al lector un mosaico de miedos, que provocarán invocaciones desde el escándalo de la vida, a los milagros que nos alejen de la muerte en trances de angustia doliente, que a ella le provoquen risas.

[email protected]

Perfil
Fausto Ramos Romo

° El escritor ambateño es coordinador de talleres literarios de narrativa y gestor cultural de Literatura. Se formó en los talleres de la Casa de la Cultura desde 2009, bajo la guía de Diego Velasco y Jorge Velasco Mackenzie. Es Autor del libro ‘El señor de los cuentos: historias perdidas de la Mitad del Mundo’, en el género del relato fantástico ecuatorial.

Perfil
Fausto Ramos Romo

° El escritor ambateño es coordinador de talleres literarios de narrativa y gestor cultural de Literatura. Se formó en los talleres de la Casa de la Cultura desde 2009, bajo la guía de Diego Velasco y Jorge Velasco Mackenzie. Es Autor del libro ‘El señor de los cuentos: historias perdidas de la Mitad del Mundo’, en el género del relato fantástico ecuatorial.

Perfil
Fausto Ramos Romo

° El escritor ambateño es coordinador de talleres literarios de narrativa y gestor cultural de Literatura. Se formó en los talleres de la Casa de la Cultura desde 2009, bajo la guía de Diego Velasco y Jorge Velasco Mackenzie. Es Autor del libro ‘El señor de los cuentos: historias perdidas de la Mitad del Mundo’, en el género del relato fantástico ecuatorial.

Perfil
Fausto Ramos Romo

° El escritor ambateño es coordinador de talleres literarios de narrativa y gestor cultural de Literatura. Se formó en los talleres de la Casa de la Cultura desde 2009, bajo la guía de Diego Velasco y Jorge Velasco Mackenzie. Es Autor del libro ‘El señor de los cuentos: historias perdidas de la Mitad del Mundo’, en el género del relato fantástico ecuatorial.