Abrir el debate

Mariana Velasco

Lo ocurrido en la Asamblea Nacional, por dos ocasiones (2014-2019) deja lecciones a los ecuatorianos. La urgente, radica en la necesidad de abrir el debate en el tema del aborto por violación, desde las perspectivas de salud pública, médica, legal, Derechos Humanos y académica.

Debe pasar a una conversación franca y amplia que involucre a jóvenes, hombres y mujeres, universidades, empresarios, líderes de opinión, influencers, personas favorables de distintos partidos. Las conversaciones que pretenden transformaciones profundas en la sociedad toman tiempo. Se requiere de esfuerzo y diálogo permanentes.

La segunda está directamente relacionada con los movimientos feministas para cambiar el discurso en aras de comunicar que el tema del aborto por violación pasa por muchos asuntos relacionados con la salud, los Derechos Humanos, con la moral en el sentido positivo de que todas las personas tienen consciencia y las decisiones sobre los propios cuerpos. Cuando la conversación sea pública, no habrá temor a ser criminalizados.

En un país, donde niñas y adolescentes deben tomar la dolorosa decisión de optar entre tener un hijo producto de una violación o recurrir a un aborto clandestino, con grave riesgo para su vida, el Gobierno debe garantizar el respeto a los Derechos Humanos. Tiene la responsabilidad de asegurar que las mujeres embarazadas en situaciones vulnerables y peligrosas no se conviertan en víctimas del debate público sobre aborto.

El debate debe salir de la confrontación con las iglesias o colectivos pro vida. Debe ser un tema de conversación pública, porque casos de violación o incesto, en un estado laico, no pueden ni deben ser socapados por la jerarquía eclesiástica. Detrás de la iglesia católica hay una fracción muy conservadora que atraviesa los distintos partidos políticos y sectores.

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