Administración y poder en el Gadma

Rocío Silva

Desde el 14 de mayo de 2019 los Gobiernos Autónomos Descentralizados del país (GAD) están en la determinación del modelo organizativo que regirá su autoridad. Sus estrategias varían de acuerdo a la experiencia y filosofía de cada autoridad. En el caso del GAD Municipal de Ambato, se torna en extremo complejo empezar a desarrollar el Plan de Trabajo ofertado, existe un escenario concéntrico conformado por tres esferas: la esfera externa, la esfera interna administrativa y la esfera política.

La esfera externa se enmarca en la situación nacional de la crisis de desempleo, que hace que las esperanzas de muchos hombres y mujeres profesionales y no profesionales, pongan su mirada en los espacios prometedores de la nueva administración municipal. Se armó la mayoría del Concejo, se distribuyeron las comisiones, se conformó el equipo de trabajo técnico con asesores y directores departamentales (primer escollo: pareja de esposos en dos direcciones departamentales)

La esfera interna administrativa a la que llega el alcalde Altamirano presenta un campo minado con presupuestos prorrogados, deudas pendientes, contratos firmados hasta el último momento, restricciones en el traspaso de la información, estructuras técnico administrativas de rigidez operativa con muchos servidores públicos con nombramientos obtenidos durante la administración de Amoroso.

La esfera política presenta un panorama muy desalentador, por temas de interés social que no fueron resueltos en la administración anterior, que contaba con la mayoría en un Concejo Cantonal, que se dedicó a corear al burgomaestre de condumio chirle. Quedaron pendientes temas tan fuertes como: deterioro ambiental, vendedores ambulantes, seguridad, movilidad humana, fotorradares, nepotismo.

Parecería que en estos 15 días, se ha determinado el modo de organización de la autoridad, sin embargo la pregunta que emana es ¿Quién o qué esfera tendrá el poder en la nueva administración? El poder es excluyente si lo tienen unos, no lo tienen otros. Un reparto desigual de la autoridad será perjudicial para Ambato en estos cuatro años. Pero el poder ético debe estar en quien fue elegido, no en su equipo de trabajo ni en pago a favores de campaña.