Participación femenina

FAUSTO MERINO MANCHENO

Acá en el Ecuador, los tres últimos decenios han visto cómo las mujeres han destacado en muchas actividades. Antes de esta etapa, su participación era escasamente notoria. Han incursionado con éxito en la política, la administración pública, el arte, la música, la literatura y el deporte. Algunas negras se han destacado en la política provincial y nacional y lo siguen haciendo con notable éxito. Sin embargo, el hecho de ser mujeres no las libera de caer en el enredo de la trampa, el engaño, la burda trapacería y la falta de ética y moral de procedimientos: allí están los dos casos de asambleístas que fueron defenestradas por corruptas.

El empeño y empuje de la liberación femenina y el derrumbe de la barrera de la discriminación sexista, han logrado esta incursión absolutamente justa y necesaria. La mujer preparada, cultivada, tiene sobre el hombre la ventaja de su perspicacia, su mente más intuitiva, su paciencia y la fenomenal resistencia física. Lideresas mundiales han demostrado con exceso, estas y otras cualidades. Mujeres valientes como Patricia Ochoa, esposa del difunto general Gabela, son casos fuera de serie de comportamiento valiente, tenaz e inteligente, cuando ha tratado de aclarar el caso del asesinato de su esposo.

Años de dura y permanente lucha dieron sus frutos en el gobierno actual. En el del sátrapa Correa solo hubo demoras, oscurecimientos, pistas falsas, pérdida de documentos probatorios donde quienes los tuvieron en sus manos ahora no saben qué se hizo de ellos; pruebas forjadas para declarar la muerte por una delincuencia común que dizque perpetró un asalto por robo, que no robó absolutamente nada.

La delincuencia organizada que configuró un crimen de Estado donde deben estar altos cabecillas que urdieron el entramado de los helicópteros Dhruv, adquisición fraudulenta que debe haber enriquecido a pocos jerarcas “negociadores” pero que terminó con la vida del general Gabela que se opuso patrióticamente a su adquisición por numerosas causas técnicas y administrativas debidamente sustentadas. Su muerte y la de varios militares ocupantes de los helicópteros estrellados, no pueden quedar en la impunidad. Caiga quien caiga, debe aclarase definitivamente esta terrible conspiración.

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