El 26

Andrés Panchano

No sé porque mi memoria recurre con frecuencia a una misma fecha: 26 de julio y no precisamente por el santoral católico que recuerda en ese día a Santa Ana, de quien afirman fue la madre de María y ella a su vez madre de Jesús.

En ese día, en 1952 fallecía en Argentina víctima de la leucemia, Eva Duarte. Su controversial vida la llevó por la ambición, su instrumento fue el populismo. Ella que alguna vez dijo: “…si me preguntasen que prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo…Evita…” (Autobiografía La Razón de mi vida. 1951), es la misma del discurso de 1951, en el día de la lealtad peronista, dijo “…mis queridos descamisados de todos los rincones de la patria…” , ella que fue ícono de la moda durante su corta vida en las mieles del poder absoluto, la que acumuló más de 300 pares de zapatos, joyas, pieles y cliente asidua de Dior.

Otro 26 de julio, pero en 1953 un grupo de idealistas, dirigidos por Fidel Castro, asaltan el Cuartel Moncada en Cuba; en honor a ese día, en 1955, nació el clandestino y románticamente hermoso ‘Movimiento 26 de Julio’ bajo una “…ideología nacionalista y democrática…” fundada en las ideas de José Martí. Fue la organización base de la guerra de la Sierra Maestra que derrocó al sargentón Batista, provocando su huida el 31 de diciembre de 1958 e instalando en la Presidencia de Cuba a Manuel Urrutia. La evolución del movimiento y la revolución cubana hacia el comunismo, lo apartó de su ideal socialista y democrático; finalmente se transformó el 3 de octubre de 1965 en el Partido Comunista de Cuba.

“Jefferson, gracias por la alegría” titulaba el diario El Comercio, en primera página, al día siguiente del 26 de julio de 1996; Jefferson Pérez, en los juegos olímpicos de Atlanta otorgaba a la patria la medalla de oro olímpica –la única que poseemos- en la justa de 20 Km. marcha. Aún resuena en la memoria, la emoción de la imposición de la medalla a este ser que desde la humildad, alegró a la patria; se quedó en la retina la imagen de una bandera ecuatoriana, remendada al apuro, escalando el mástil a los acordes de nuestra canción nacional. Aún hoy copiamos esas balsámicas gracias.