¿No hay cultura política?

La semana pasada el presidente Lenín Moreno asumió un discurso aún más crítico y firme sobre la ejecutoria de su antecesor, en particular en su tramo final. Recordó la recomendación de Correa de que se postulara a la Presidencia, entre otras cosas, para ‘cuidar de los compañeros’. Se preguntó si ‘cuidar’ significaba pasar por alto los actos de corrupción y tropelías de esos ‘compañeros’.

En ciertos correístas esos pronunciamientos son calificados de ‘traición’, una palabra que aflora con facilidad en sus intervenciones públicas, para deslegitimar al Gobierno y a su manera de entender el diálogo y el debate público. No cuestionan principios y proyectos, sino su legitimidad, pues querían que el presidente Moreno, ante la corrupción en su partido, mirara hacia otro lado.

Quieren trastocar en entrega a la oposición el debate y la búsqueda de consensos. La falta de crítica interna de su partido y de autocrítica de su dirigencia es no solo lamentable, sino perjudicial para el desenvolvimiento armónico de nuestra sociedad y a la gobernabilidad. Tiene razón el presidente Moreno al rebelarse contra tanto plegarse a principios no democráticos, pero sí totalitarios.

Es de una pobreza intelectual y política grosera atribuir el estatuto de traidor a quien no posee las mismas ideas o convicciones. Se pretende permear a la esfera pública con unos presupuestos tan simples y reductores como los de solo cifrar el debate en un ‘enfrentamiento’ de vida o muerte entre revolucionarios verdaderos y revolucionarios falsos. Esto denota una abismal inexistencia de cultura política.


Lo actual es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será”. Arturo Jauretche Escritor argentino (1901-1974)

La madurez exige un compromiso. En toda transformación hay algo que dejamos atrás, que destruimos”. José Carlos Somoza Escritor español (1959)