El COVID-19 transformó a una antivacunas naturista

Indira ahora pide a la gente vacunarse. Foto: BBC Mundo
Indira ahora pide a la gente vacunarse. Foto: BBC Mundo

La peruana Indira Jáuregui, practicante del Reik, estuvo a punto de morir tras contagiarse. No se vacunó pues temía los efectos secundarios de la inmunización.

Asegura que nunca creyó en las teorías conspirativas como aquella de que las vacunas contra el COVID-19 nos convertirán en autómatas, nos insuflan chips para controlar todo lo que hacemos o que nos convierten en imanes móviles.

Tampoco dudaba de la efectividad de las vacunas. Sin embargo, la peruana Indira Jáuregui le contó a la cadena de noticias BBC que temía por los efectos secundarios que podría tener en su cuerpo inyectarse sustancias químicas. Lo pensaba desde su creencia en la medicina natural y alternativa.

Conoce y ha practicado la técnica japonesa del Reik y, actualmente, trabaja con técnicas de electromagnetismo. Por ello, sentía un rechazo «natural» a inocularse y pensaba que estas técnicas naturales podrían evitar que se contagiara.

Sin embargo, no fue así y terminó hospitalizada y al borde de la muerte en un espacio adecuado para atender a los enfermos de COVID-19 en Lima ante la saturación de los hospitales en el pico de la pandemia en su país.

Afirma que el haber estado acostada boca abajo por días, pues sus pulmones no respondían, le cambió la perspectiva de las cosas y ahora es una creyente en las bondades de la ciencia y en las vacunas. A ello se sumó que también enfermaran su madre (72 años), una hermana, su cuñado y su sobrino. De hecho su madre sí estaba vacunada y cree que el haber sido inoculada le salvó la vida. (LAG)