Violencia infantil, un mal que persiste entre el miedo y el silencio

Violencia infantil
Hay alternativas para que las víctimas puedan denunciar estos casos.

Los tipos de maltrato físico, psicológico y sexual se mantienen en nuestros días, pero con cifras invisibilizadas en Los Ríos y el país.

QUEVEDO. Pese a que es un tema del que se ha hablado durante mucho tiempo, la violencia infantil está muy vigente, en pleno siglo XXI.

Los datos confirman que el maltrato ocurre en los lugares donde los niños deberían estar seguros: el hogar, la escuela y el entorno comunitario, se detalla en un informe de Unicef, respecto a la situación de Ecuador sobre este tema. Pegarles con un látigo o bañarlos con agua fría no es disciplina, dice la Asociación Ecuatoriana de Bienestar Infantil.

Sin embargo, muchos de estos casos están englobados en la violencia intrafamiliar, cuyas solicitudes de emergencias fue de 1.220 en todo el 2021, en la provincia de Los Ríos, como lo refleja la base de datos del ECU-911. Sin embargo, específicamente en lo que tiene que ver maltrato infantil, se reconocen 12 casos. Este tipo de violencia invisibilizada por la falta de estadísticas.

En esto concuerda Paola López, directora de una fundación contra el abuso sexual, quien señala que el Ecuador, el Ministerio de Gobierno reveló que entre 2017 y 2018, las denuncias de abuso sexual a infantes aumentaron de 1.769 a 3.517.

Esta realidad se ha agudizado durante la pandemia por Covid-19. Según el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), hasta junio de 2021, aproximadamente 195 menores han ingresado a casas de acogida debido a negligencia, maltrato, abuso sexual, abandono. Esto representó un 102% más que años pasados.

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Recomendaciones

Oscar Pérez, psicólogo clínico aseguró que la violencia ejercida de padres a hijos parte de la incapacidad del adulto de responder adecuadamente a una situación grave o sencilla de resolución de problemas y más fácil anularle al más indefenso, en este caso el niño.

“Se visibiliza los traumas del adulto, en por qué castiga de esta manera, en lugar de corregir y educar, con la excusa de la disciplina se violenta ejerciendo una relación de poder del más fuerte sobre el más débil”, dijo Pérez.

Asegura que el maltrato no solo está normalizado está ‘normatizado’, es decir que los adultos se basan en teorías que promueven el maltrato.

Pérez asegura que es un deber de la sociedad el velar por el bienestar de los menores, por lo que es una obligación denunciar si conoce, en su entorno familiar o en la localidad que se reside, sobre casos de maltrato infantil.

Cuando la violencia es sexual

Sin embargo, hay casos que van mucho más allá de la violencia física. ‘Jenniffer’ (nombre protegido) es una joven de 21 años, oriunda de una zona rural de Quevedo, quien asegura haber vivido un ‘infierno’ en la tierra. Y es que la chica cuenta que en su infancia fue abusada sexualmente de su padrastro.

“Cuando tenía solo ocho años, él empezaba a tocarme. No entendía qué ocurría, pero me asustaba mucho. Él, por su lado, me amenazaba con que me golpearía si yo contaba algo. Por eso callé y vivía con miedo. Finalmente, en algún momento consumó el acto y así viví un martirio hasta los 14 años, cuando por fin me decidí a contar lo que pasaba. Lo metieron preso”, comentó la chica, mientras se les escapaban unas lágrimas al recordar lo que le había ocurrido.

Violencia infantil
En algunos casos, la violencia física puede transformarse en sexual.

Miles de niñas y niños viven o están cerca de sus agresores. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) revela que el 65% de las víctimas de violencia sexual en Ecuador son menores abusados por sus padres, hermanos, abuelos, padrastros, tíos o primos.

Es decir que seis de cada 10 delitos sexuales se cometen en casa, por familiares de las víctimas. En el país, solo el 15% de casos de abuso sexual es denunciado, y el 5% sancionado.

Cada semana en el país hay más de 40 niñas y adolescentes entre 10 y 14 años dan a luz, el 80% fueron violadas.

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Qué es el maltrato

Maltrato son todas las circunstancias que generan malestar en el niño, en su autonomía, autoestima y sus condiciones propias a nivel cronológico.

“Si un sinónimo de ejercer disciplina es una nalgada, hay que cuestionarse si un golpe es un sinónimo de cuidado. Además, los niños son el síntoma del adulto, es decir reflejan sus traumas, temores e inconvenientes emocionales y a través del maltrato al menor intentan aliviar su angustia”, especificó Oscar Pérez, psicólogo clínico.

Pérez señala que una de las mejores formas de educación es la comunicación, escuchar a los niños y guiarles a través de la formación, paciencia y amor. (DLH)