Camila Medina: “ser madre a los 18 cambió mi vida”

Camila Medina: “ser madre a los 18 cambió mi vida”
AMOR. Camila y su hijo Isaac disfrutan de momentos juntos.

Su bebé le ha enseñado a ser paciente. Para ella, ser mamá es una bonita experiencia que le deja aprendizajes.

Convertirse en madre es sinónimo de superación. Llevar un ser en el vientre durante nueve meses enseña a valorar la vida y a plantearse nuevos objetivos. Son muchas cosas que solo ellas saben sacar adelante a la perfección, siempre con una amplia sonrisa y luchando por no darse por vencidas.

Es indiscutible que ser mamá joven conlleva mayor esfuerzo y responsabilidad. La maternidad siempre será un reto, y más aún, cuando se da a una edad temprana. Esto requiere de distribuir correctamente el horario entre las ocupaciones académicas, cuidado del bebé, y en algunos casos, asistir al trabajo.

Camila Medina nos cuenta su experiencia. Ella estudia el cuarto ciclo de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Loja (UNL) y se convirtió en madre a los 18 años. Comenta que cuando supo que estaba embarazada pasó por un momento difícil, sin embargo, las ganas de superación siempre la mantuvieron firme.

Ingresó a la universidad cuando su bebé tenía dos meses de nacido. La pandemia le permitió asistir a clases virtuales y tener más tiempo para asumir este rol materno: “como todo era virtual, podía estar al pendiente de mi bebé, algo que hubiera sido más complicado si las clases eran presenciales. Al principio sí fue duro, pero poco a poco fui aprendiendo. Mi hijo es bastante tranquilo y no me ha dado dificultades para cumplir con mis responsabilidades académicas”, dice.

Se siente agradecida con su familia porque la han apoyado durante todo este proceso. Explica que en algunas ocasiones ha tenido que acudir presencialmente a la universidad, y es su madre quien cuida del pequeño Isaac hasta que regresa a casa.

Aprendizajes

Ser mamá le ha enseñado a ser paciente y le ha dado la suficiente valentía para luchar por su hijo: “el cariño que le tengo me ha convertido en un ser paciente, además, entendí que ser mamá no es fácil y requiere de mucho tiempo. Agradezco que sí cuento con una estabilidad económica y no tengo que trabajar, caso contrario, la situación fuera muy distinta. Ser madre a los 18 cambió mi vida porque he tenido que sacrificar otras cosas por estar con mi bebé, algo que realmente ha valido la pena. Es por mi niño por quien tengo que salir adelante, porque quiero darle un buen futuro”.

Con ilusión menciona que todo logro alcanzado se lo dedicará a su pequeño Isaac, de 19 meses. Una vez que culmine su carrera de pregrado, aspira trabajar en algún medio de comunicación para luego cursar una maestría. Finalmente, desea que su hijo sea un hombre de bien y que esté dispuesto a ayudar al resto.