El Obelisco es un homenaje a los fundadores y un testigo del avance de Ibarra

Monumento. El Obelisco está ubicado en la av. Mariano Acosta, frente a la estación de ferrocarril de Ibarra.
Monumento. El Obelisco está ubicado en la av. Mariano Acosta, frente a la estación de ferrocarril de Ibarra.

Es uno de los monumentos arquitectónicos más importantes e imponentes de Ibarra. Mide unos 28 metros de alto.

El Obelisco de Ibarra es un ícono de la ciudad. Hace más de 15 años, Amilcar Tapia reseñaba la historia de su construcción, que data del año 1949, cuando dirigía el Gobierno Municipal de Ibarra el doctor Luis Abrahám Cabezas Borja (1947 – 1949), quien en una carta dirigida a don Carlos Emilio Grijalva, insigne historiador, le pide su criterio sobre la conveniencia de “levantar un obelisco en homenaje a los fundadores de Ibarra, con el objeto de guardar su memoria”.

“No conocemos la respuesta del señor Grijalva, pero suponemos que fue muy positiva, razón por la cual se iniciaron los trámites para levantar los planos topográficos”, afirma Tapia Tamayo, reconocido historiador y escritor.

Según su reseña, en enero de 1950 se presenta el proyecto del monumento elaborado por Neptalí Páez Sánchez, como dibujante-topógrafo, quien acuciosamente realizó investigaciones previas antes de elaborar el proyecto definitivo del Obelisco.

“Sus ideas fueron compartidas con el profesor José María Ayabaca Madrid, quien esbozó un dibujo artístico de la obra. El doctor Alfonso Almeida, alcalde del cantón Ibarra (1949 – 1951), pone su firma de ejecútese, junto a la de Enrique Jarrín, a su vez jefe del departamento de Obras Públicas municipales. En agosto de 1951 se inician los trabajos que estuvieron a cargo de trabajadores del Municipio de Ibarra, dirigidos por Neptalí Páez”, resalta.

Entre otros obreros, cita a Sixto Amaya, Jorge Lama, Ernesto Portilla, David Pupiales y su hermano. “Este personaje (Neptalí Páez), olvidado en nuestros días, señala que las bases fueron sólidas y profundas, en las cuales se emplearon piedras de Rumipamba, así como rieles que fueron donadas por la Empresa de Ferrocarriles del Estado, toda vez que la estación Ibarra – San Lorenzo se halla en las inmediaciones de la plaza Alejandro Pasquel Monje, que es el punto de partida de la avenida Mariano Acosta”.

Esculturas de los fundadores de Ibarra

Las esculturas de Miguel de Ibarra y Cristóbal de Troya, que reposan en el Obelisco, fueron encargadas a José María Ayabaca, en su tiempo profesor de artes del colegio Daniel Reyes de San Antonio de Ibarra.

“Este distinguido maestro y escultor logró esculpir al bronce con extraordinaria perfección las figuras de tan célebres personajes que dieron nombre y lustre a San Miguel de Ibarra. Personalmente tuve la suerte de ser su alumno en el normal Carlos Zambrano de Uyumbicho y alguna vez conversando sobre el tema me dijo que puso tanto empeño y afán en cumplir con el encargo que le había hecho Alfonso Almeida, en ese entonces alcalde de Ibarra, que incluso tuvo ciertos problemas en su trabajo por dedicarse a elaborar los modelos de los personajes”, comenta.

Cuando estuvieron listas las esculturas, fueron expuestas en la Cámara Edilicia, la que en forma unánime aprobó y aplaudió el trabajo del profesor Ayabaca, quien en forma inmediata comenzó a preparar la fundición de los monumentos que tienen tamaño normal y, a juzgar de Tapia, por los acabados, conservan detalles precisos de la dignidad de los fundadores, para lo cual, el escultor debió investigar sobre la personalidad, particularmente de Cristóbal de Troya, habiendo acudido a varias fuentes bibliográficas y documentales.
Inicialmente el pilar debía tener una altura de 32 metros; sin embargo, debido a problemas presupuestarios, solamente alcanzó una longitud de 28 metros, aproximadamente.

La inauguración oficial del monumento se efectuó el 28 de septiembre de 1951 y fue solemnizada por Alfonso Almeida, quien en su discurso recordó que el mentalizador de la obra fue Luis Abrahám Cabezas Borja, a quien Ibarra debía reconocer y recordar por su feliz iniciativa.

José María Velasco Ibarra, en su visita a Ibarra efectuada el 28 de septiembre de 1960, a pocos días de haber asumido su cuarto mandato presidencial, señaló: “Ibarra es una ciudad señorial y digna, más noble ahora con la construcción de su Obelisco que como atalaya, es fiel testigo del pasado que se refleja glorioso en su presente y se magnificará en el futuro”.

Este monumento es una de las obras más representativas de los ibarreños.