La frontera agrícola y ganadera amenaza el hábitat del oso andino en Pimampiro

ESPECIE. Imagen de archivo de un oso andino divisado en el cantón Pimampiro.
ESPECIE. Imagen de archivo de un oso andino divisado en el cantón Pimampiro.

Entre autoridades y comuneros de la zona de Mariano Acosta buscan estrategias para una convivencia armónica con la especie, que cada vez es más visible cerca de cultivos y ganado.

Redacción IMBABURA

Comuneros de la zona de Mariano Acosta, en el cantón Pimampiro (Imbabura), muestran su preocupación por el aumento de la presencia de osos andinos en lugares cercanos a donde tienen sus cultivos y animales.

Desde las autoridades locales imbabureñas se reconoce que en los últimos tiempos han aumentado los escenarios de interacción del oso con la ganadería y cultivos de los agricultores en esta zona.

Sin embargo, mencionan que esta es una condición natural del animal silvestre, que busca semovientes para su sustento, cuando están cerca de sus corredores o se ha destruido la vegetación que sirve para su alimentación; especialmente en sitios donde la frontera agrícola y ganadera ha avanzado, reduciendo su hábitat natural.

Ante esto, el 18 de diciembre de 2023 se programó una reunión en la Prefectura de Imbabura, entre el personal técnico del área ambiental y fomento productivo de la institución, autoridades y dirigentes de la localidad rural mencionada, Ministerio del Ambiente, el proyecto Biocorredor Andes Norte: Conectividad para la resiliencia de los paisajes andinos (BIAN), junto a otras entidades relacionadas con este tema.

El objetivo fue armar un plan de respuesta, encaminado a buscar condiciones óptimas para que el oso andino pueda convivir en armonía con los habitantes de la parroquia Mariano Acosta.

“En la reunión se establecieron acuerdos para, desde los diferentes espacios, desarrollar acciones de protección permanentes, dado que el territorio cada vez es menor por el avance de procesos de agricultura y ganadería de altura; y esto genera fragmentación en los bosques y la pérdida de zonas de alimentación y descanso del oso”, detallaron desde la Prefectura de Imbabura.

Problemas de hábitat

Precisamente, Andrés Laguna, biólogo de la Prefectura de Imbabura, argumentó que existe una considerable pérdida de cobertura vegetal, citando que, en el lapso de 30 años, en la provincia de Imbabura se han destruido 39.479 hectáreas de bosque nativo, mientras que la tierra agropecuaria ha aumentado en 40.177 hectáreas.

 Este sería uno de los factores por lo que las interacciones entre osos andinos, humanos, animales de ganado y cultivos aumentó en los últimos tiempos, generando inconvenientes para los comuneros de zonas altas donde se encuentra esta especie.

Xavier Benítez, desde el área de fomento productivo del Gobierno Provincial, refirió que existen medidas de compensación ante problemas generados por el ataque de la fauna silvestre a cultivos o ganadería. Para ello se ha intensificado el Programa de Incentivos a Iniciativas Productivas, que consiste en el financiamiento para emprendimientos de asociaciones y organizaciones, por un monto de $30.000, además de la suma de contrapartes.

“Esto, con la finalidad de abrir oportunidades de desarrollo económico, frente a eventualidades desfavorables”, dijo.

Para la directora de Gestión Ambiental de la Prefectura, Zayana López, es importante que las diferentes instituciones asuman el liderazgo para la protección del oso andino. Resaltó que el principal riesgo para el oso es la pérdida de su hábitat por el avance de la frontera agrícola, la ubicación de pastizales y el ganado en zonas boscosas que son aptas para su supervivencia.

Dentro de cada una de sus competencias, invitó a las entidades públicas relacionadas a hacer efectivos los aportes que favorezcan la conservación de una especie que se encuentra en peligro de desaparecer (ver relativa). Añadió que su presencia en el bosque y páramos es clave para el equilibrio ecosistémico, pues este mamífero cumple un rol de dispersor al depositar semillas con mayor velocidad de germinación en zonas altas, donde hay especies vegetales de bosque andino y páramo.

“La fauna silvestre interviene activamente en la regeneración al consumir especies de plantas, abrir espacios y claros en el bosque, abonar los suelos y dispersar semillas, a través de su tracto digestivo, en áreas de difícil acceso, especialmente en las cabeceras hídricas”, detalló.

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Según estudios del Gobierno Provincial, el oso andino se desplaza entre 70 a 100 kilómetros por mes y consume alrededor de 60 especies de plantas.
En su hábitat, el oso andino es considerado una especie paraguas, por su alto valor ecológico y ambiental, sobre todo por ser clave en el equilibrio de los ecosistemas.
Según el Ministerio de Ambiente, hasta hace dos años, Imbabura era la segunda provincia con mayores registros de casos de interacción o ataques al oso andino.