RECORDANDO LAS GRANDEZAS DE GUAYAQUIL

El nueve de octubre de 1820, Guayaquil ejecuta su gesta libertaria de España y para ello, se conjugan dos fuerzas sustantivas: por un lado la expedición Libertadora del Perú, al mando de José de San Martín y por otro la sublevación de la guarnición española de la ciudad de Guayaquil, formada esencialmente por el regimiento de Granaderos de la Reserva del Cuzco.

Esta gesta libertaria retoma la conjunción vital de emancipación que naciera, con el primer grito de independencia, que se produce en Quito el 10 de agosto de 1809 y se materializa entonces la estructuración prácticamente de Guayaquil con proyección de Territorio libre, naciente e independiente.

Es evidente que el Perú tuvo aspiraciones de anexar a su territorio a Guayaquil y por ello, el diálogo entre Bolívar y San Martin es trascendente y se produce en el siguiente contexto: “encuentro de carácter privado ocurrido en dos fechas continuas, el 26 y 27 de julio de 1822, en la ciudad de Guayaquil” en -donde se tratan temas como la forma de Gobierno; mientras San Martín se inclinaba por una monarquía constitucional, Bolívar se mostró partidario de una república democrática-. En segundo lugar se trató la conveniencia de apoyar al Perú desde la óptica regional y global para alcanzar su independencia integral de España.
Guayaquil en su condición de puerto y de características esencialmente comerciales, en cuanto a la vivencia del pueblo y población, ha constituido un ente de riqueza nacional vital y sobre todo, bajo el contexto de labores de exportación e importación, siendo reconocida su actividad portuaria a nivel Mundial, como favorable en productos propios de nuestra tierra como: el banano, arroz, cacao, azúcar, las flores, el camarón y otros propios del mar; y la importación de bienes de última generación en el orden tecnológico y suntuario la aduana.

A los doscientos dos años de independencia, Guayaquil identifica la hegemonía del Partido Social Cristiano bajo la égida de Jaime Nebot, heredero de una alcaldía larga y profunda de quien fuera presidente, León Febres Cordero; habiendo implantado a la alcaldesa Cinthya Viteri, sin olvidar que en su momento existió el apoyo del gobierno del presidente Correa, al alcalde Jaime Nebot y su latencia actual a través del presidente Lasso; cristalizando un urbanismo moderno en el centro y en algunos barrios de la ciudad y olvidando otros marginales; producto de asentamientos por aproximadamente dos décadas.

En cuanto a la estructura física de la ciudad, donde se incluye lo ornamental; cuenta con el parque Samanes de 851 hectáreas, el monumento del Hemiciclo de la Rotonda; en favor de Simón Bolívar y San Martin, se inauguró el cable aéreo que conecta Guayaquil y Duran, existen varios pasos a desnivel, se destaca el Malecón 2000, Cerro Santa Ana, parque de las Iguanas, parque de la Unidad Nacional y varios otros espacios de moderna urbanidad.
Siempre ha existido una vena de autonomía en la idiosincrasia de la capa dominante de Guayaquil; es así, como Jaime Nebot rubrica esa tendencia, planteando la necesidad según su criterio, de forma un sistema federal en el Ecuador y ello, no progresó, ni cristalizó porque al contrario, se evidenció que la autonomía pretendida en este proyecto era insuficiente para la manutención de Guayaquil y la satisfacción de necesidades básicas de su ciudadanía.

Hoy, estamos a horas de enfrentar la propuesta de enmiendas constitucionales que Guillermo Lasso y en su momento la Corte Constitucional llevarán a consulta del País; y ahí, se pondrá en juego también temas graves como: la inseguridad y el rol de Fuerzas Armadas en coordinación con la Policía Nacional, la gobernabilidad y número de miembros en la Función Legislativa, la compensación en la exploración y explotación de recursos naturales, de la autonomía de la Fiscalía, el cambio de timón del Consejo de Participación Ciudadana para endosar los nombramientos de múltiple trascendencia en favor de la Asamblea, función que no se alcanza con los deberes y obligaciones actuales y gana frente al país casi siempre en desprestigio. Entre otros puntos que teniendo trascendencia podrían eclipsarse; atenta la baja popularidad del ejecutivo y mínima de la actual asamblea.

Esta celebración permitirá superar el dolor cercano de fallecidos en la pandemia y unir fuerzas para contrarrestar: corrupción en entidades del sector público y privado atinente al manejo del erario nacional, violencia, femicidio, sicariato y otros males desgraciadamente presentes; de ahí por ejemplo, una de las preguntas que busca el trabajo complementario de Fuerzas Armadas con la Policía Nacional, es trascendente.No combatir los males enunciados y otros afines implicaría caer en nueva esclavitud: del narcotráfico, de la delincuencia organizada, de la impotencia en la administración de justicia, entre otros ítems negativos y por ello, es oportuno recordar a Simón Bolívar:
“la esclavitud es hija de las tinieblas”Viva el nueve de octubre de 1820, viva el nueve de octubre del 2022, viva Guayaquil libérrimo y altivo de el gran número de ciudadanos que sigue trabajando cotidianamente con manos limpias para bien de todo el Ecuador y de especial valía en la dignidad humana.