Los verdaderos transformadores de la educación lojana

Nadie puede negar que Loja fue siempre cuna de la educación y la cultura y que la Historia tanto a nivel regional como nacional acoge con justicia a personajes ilustres que brillaron en estos campo, pero hay que decirlo que nunca se tuvo una masificación de los procesos y una acción coordinada de atender a todos los estratos de la población tanto en la ciudad como en la provincia en el campo educativo.

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Loja tiene una deuda pendiente con la Orden de Religiosos Maristas , fueron ellos quienes empezaron lo que hoy son hitos no solo de Loja sino especialmente a nivel nacional y con una gran presencia internacional. Dos pilares de estos logros fueron los Maristas Santiago Fernandez García (+) y Ticiano Cagigal Garcia.

¿Quién es el Hno. Santiago Fernández García?
Es un español nacido en Lantadilla -Palencia- el uno de mayo de 1920. A los once años ingresó a la Comunidad Marista, el 3 de septiembre de 1931. Cursó sus estudios primarios en su país natal y los secundarios y religiosos especializados en Espirá de L’Agly (Francia). Inició su apostolado en Cuba, en cuya capital, La Habana, se estableció el 17 de febrero de 1940. Laboró como profesor de primaria en el colegio Champagnat de La Rivera. Obtuvo su título de Maestro, Profesor de Segunda Enseñanza y Letras en la Habana. En 1954 es destinado a la ciudad de Holguín donde permanece hasta 1961, año en el que abandona Cuba a causa de la Revolución liderada por Fidel Castro.

En 1962, el hermano Santiago se halla en la ciudad mexicana de Nuevo México administrando la Casa de Alburquerque, que da acogida a 40 jóvenes cubanos refugiados, a los que les hace real la posibilidad de sus estudios universitarios. Llega a Ecuador el 18 de marzo de 1965, radicándose en Catacocha, ciudad en la que se encuentra la Casa Fundacional de la Comunidad.

Permanece en ella por el lapso de pocos días, toda vez que en mayo se radica en la ciudad de Loja para hacerse cargo de la administración y marcha del “Instituto Técnico Industrial y Agrícola “Daniel Álvarez Burneo”, de conformidad con el respectivo Convenio suscrito por AME –Agrupación Marista Ecuatoriana- con la “Junta Central de Obras Filantrópicas de Loja”, presidida por el VII Obispo de la Diócesis de la Inmaculada Concepción de Loja, Mons. Luis Alfonso Crespo Chiriboga -1963-1972-

EL CONVENIO QUE MARCÓ EL INICIO.
Se trata de precautelar y garantizar la supervivencia y gestión educativa de la entidad emblemática de la Fundación Álvarez enmarcada en la visión y misión del donativo benéfico más cuantioso y significativo de la vida republicana de Loja, ciudad y provincia, testado por don Daniel Álvarez Burneo a favor de la promoción humana de los sectores populares desposeídos de la urbe, el 28 de julio de 1936.

En la cláusula 15 de su testamento, dispone puntualmente el Filántropo: “Dejo el remanente de bienes al Concejo Cantonal de Loja para que lo invierta en la fundación de uno o más establecimientos de beneficencia en favor del pueblo pobre urbano y rural”. En criterio de Pío Jaramillo Alvarado, responsabilidad de tanta magnitud, en ningún momento pudo ser ni asimilada ni asumida, en su justa dimensión, por la Entidad Edilicia que, transcurridos ocho años -1936-1944- de desatinos y zozobra, debió delegar su responsabilidad de “Heredero Modal” en la Junta Central de Obras Filantrópicas de la Provincia de Loja, constituida en 1938, en el gobierno del general Alberto Enríquez, mediante Decreto Ejecutivo N° 680, del 19 de julio; y seis años más tarde, el 8 de agosto de 1944, por circunstancias especiales, ratificado por el Presidente de la República, Dr. José María Velasco Ibarra, en ejercicio de facultades supremas”.

Dicha Junta asumió la administración de los diversos y abundantes bienes legados por el Filántropo, entre ellos: los institutos benéficos: el Hospicio para Ciegos y Ancianos, constituido por el Filántropo cuatro meses antes de su deceso, el 28 de marzo de 1936, sobre la base de la asignación de cien mil sucres realizada por su progenitor y, en homenaje a su memoria, denominado “Daniel Álvarez Sánchez”.

El Asilo de Niños Huérfanos denominado “Daniel Álvarez Eguiguren”, en evocación de su hijo, fallecido trágicamente en plena juventud al asumir un reto con sus amigos de tirarse de un trampolín a una piscina a medio llenar y no sobrevivió. Talleres de costura y tejido a favor de la educación y liberación económica de la mujer, identificado con el nombre de su esposa, “Amalia Eguiguren”.

La Gota de Leche, signado con el nombre de su madre, doña “Amalia Burneo”, anexo al Amalia Eguiguren. Y, como queda dicho, el mencionado Instituto Técnico e Industrial. Es oportuno informar que, al momento, están vigentes: el Instituto “Daniel Álvarez Burneo”, en cuyo sistema coeducativo, implementado en la década de los setenta, fue asimilado el instituto Amalia Eguiguren como Bachillerato Técnico en Industrias del Vestido; y el Asilo de Ancianos “Daniel Álvarez Sánchez”.

Si convenimos en ello, podemos decir que el Albergue “P. Julio Villarroel Occaña” y los “Hogares Marcelino Champagnat”, de la Comunidad Marista, serían la prolongación, en el tiempo, del legendario Instituto “Daniel Álvarez Eguiguren”.

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LA HISTORIA OLVIDADA
En los inicios de su gestión -1938- la Fundación Álvarez, especifica Pío Jaramillo Alvarado, “Opta, por varias razones, por un contrato con la comunidad Salesiana para construir (en la finca Las Palmas) el edificio y establecer una Casa de Artes y Oficios que regentarían dichos religiosos. Al cabo de nueve años, también “por muchas razones”, en mayo de 1947 se disolvió este contrato y la Junta Administrativa de la “Fundación Álvarez” tomó la administración directa de este Instituto y ha continuado la construcción”. Relativamente hablando, la “concluyó” en el lapso de cinco años (1947-1952). El historiador enfatiza: “Concluida la azarosa experiencia con los Salesianos, la Junta de la Fundación Álvarez resolvió instalar un Instituto Técnico Industrial denominado “Daniel Álvarez Burneo”, con la conducción de los Hermanos de La Salle.

El inicio de clases fue en 1953 con una matrícula de 22 estudiantes. Mas, en marzo de 1954, a causa de una de tantas situaciones conflictivas con el Perú, el proceso educativo fue suspendido y las instalaciones fueron ocupadas por el Ejército.

Debieron transcurrir ocho años para que la Fundación Álvarez establezca, de manera definitiva, el Instituto Técnico Industrial y Agrícola .Tras pocos meses en su función, el P. Lorente entrega el Rectorado del Instituto al hermano Santiago Fernández García, superior de la Comunidad Marista en la ciudad. Era septiembre de 1965.

Es, a partir de esta fecha, que la Agrupación Marista Ecuatoriana asume la regencia y conducción de la obra benéfica más emblemática consolidada sobre la base del legado de Daniel Álvarez Burneo forjando una historia indiscutible de aciertos, logros y proyecciones sin precedentes, no solo en la historia de Loja, ciudad y provincia, sino inclusive en la de la Región y País.

UN LOJANO INSOSPECHADO
Es preciso especificar que, dadas las circunstancias adversas de todo orden, en las que el Hno. Santiago asume tal responsabilidad, se trata de un acontecimiento histórico signado con las singulares y específicas connotaciones de un reto de lojanidad insospechado: cumplir, en condiciones poco favorables, la voluntad humanístico-cristiana del Filántropo, puesta de manifiesto en la ya referida cláusula décimo quinta de su testamento. ¿Lo conseguirán…? Es esta la pregunta clave a satisfacer, ante un lector, de pronto indiferente y ajeno a los acontecimientos.

De principio, hay que documentar que, tras una gestión propositiva, robusta y sin claudicaciones de diez años a favor del desarrollo educativo y de promoción humana del colectivo lojano, el Hno. Santiago Fernández se desvinculó, tanto del Instituto y de la Fundación Álvarez, como de la misma Comunidad Marista, en cuya convivencia ha permanecido 45 años, a causa de su decisión de incardinarse en la Diócesis como sacerdote secular. Cumplida la normativa canónica, fue ordenado el 9 de octubre de 1976, y designado, por Mons.

Alberto Zambrano Palacios, VIII obispo de la Diócesis de Loja -1972-1985- Vicario Foráneo de calvas y Párroco de Cariamanga. Permanecerá en su ministerio por el lapso de 16 años hasta su deceso, ocurrido el 11 de noviembre de 1993, a los 73 años de edad. Sus restos reposan en la cripta de la Iglesia matriz de Cariamanga.

Si bien, el Hno. Santiago no era lojano de nacimiento, sí lo era, y a profundidad, por incardinación, adopción y convencimiento. Su obra no tiene parangón en la historia del colectivo lojano de los últimos setenta años. El afirmarlo no va en desmedro ni desmerecimiento del protagonismo de ningún otro ciudadano. Sencillamente, el Hno.

Santiago, conjuntamente con sus compañeros de comunidad, marcó en la historia lojana, así como en la Regional y Nacional, un antes y un después. Su quehacer no solo se consolidó en el ámbito educativo, pastoral y misionero, sino que abarcó otros de inapreciable estimación, entre ellos, el desarrollo industrial, empresarial, etc.

EL DESCALABRO DEL PATRIMONIO
Al momento de hacerse cargo del Instituto Técnico Industrial y Agrícola “Daniel Álvarez Burneo”, el ingente y estimable patrimonio testado por el Filántropo, ha sido ya diezmado, en grado y nivel preocupante, en el maremágnum demagógico del populismo politiquero. Hacia 1965, la Fundación Álvarez ha sido ya vulnerada significativamente, con alevosía y dedicatoria, en su patrimonio. Las haciendas de la provincia, en su totalidad, y las fincas de la zona suburbana, en su mayoría, han sido “compradas con fines sociales” y con bonos del Estado por los gobiernos Central y Municipal. La Junta de Recuperación Económica de Loja y Zamora Chinchipe, El IERAC –Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización- y el Plan Regulador del Municipio de Loja, a la par que Cooperativas de Vivienda constituidas “Ad hoc”, dieron buena cuenta del “patrimonio testado” por el Filántropo Daniel Álvarez Burneo.

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Es en este tipo de circunstancias institucionales adversas e impredecibles que el Hno. Santiago se hace cargo de la entidad y da inicio a su titánico emprendimiento de sacarla adelante, proyectarla y consolidarse como la oferta educativa de visión técnica anhelada por el Filántropo y requerida por la generalidad de la población. Fue en la línea de esta visión educativa, que creó la Universidad Técnica Particular de Loja, con el propósito de darle a la juventud danielina y lojana la oportunidad cierta de obtener una profesionalización, de corte académico-técnico que la acredite y garantice para ser protagonista del desarrollo de un colectivo social que, a causa de la postergación, el aislamiento y el centralismo permanecía aun al margen del progreso.

La capacidad de gestión y emprendimiento del Hno. Santiago alcanzó un nivel de significativa connotación, no solo a nivel local, sino también nacional, con la creación de la primera Modalidad de Estudios Universitarios Profesionalizantes a Distancia, en el país, en la carrera de Ciencias de la Educación, en el contexto académico de la Universidad Técnica Particular de Loja. Ello ocurrió en 1976.

SUS OBRAS MATERIALES
En lo concerniente al ámbito del desarrollo material y empresarial Loja halló en el Hno. Santiago a un incansable y visionario emprendedor. Construyó las espaciosas y funcionales edificaciones de: el Ancianato Daniel Álvarez Sánchez, la Casa de Educación Especial, la Casa del Orfanato Dorotea Carrión, la Residencia de los Hermanos Maristas, la nueva Casa Episcopal. De considerable proporción son, por una parte, la ampliación de la infraestructura física del Instituto Técnico en cuyo conjunto arquitectónico levantó los bloques del Ciclo Básico Masculino, laboratorios, establos, el primer coliseo cerrado de la ciudad, que lleva su nombre, así como la piscina semiolímpica y varios campos deportivos, entre ellos el estadio, a la época, alternativo del municipal Reina de El Cisne; y, por otra, la edificación de los cinco primeros bloques de administración y aulas de la UTPL, en los predios de San Cayetano, donados por la benefactora, doña Virginia Riofrío.

Hay que decirlo con franqueza: al margen de su quehacer educativo, gracias al aporte del Hno. Santiago, en la ciudad de Loja se crearon y consolidaron empresas importantes y clave para el crecimiento económico e industrial. Nos referimos al Banco de Loja, al Camal Frigorífico Loja Sociedad Anónima -CAFRILOSA- y a la Compañía de Productos Lácteos Sociedad Anónima -COMPROLACSA-.

En reconocimiento a la obra educativa y de desarrollo económico y social realizada por el Hno. Fernández García, a favor de Loja, el I. Concejo cantonal le concedió un acuerdo proclamándolo Pionero y Propulsor de la Educación Técnica en la Provincia de Loja, y en 1973 lo distinguió con la nominación honorífica de Mejor Ciudadano de Loja, Ciudad y Cantón.”.

Durante los 16 años de sacerdote su labor pastoral fue incesante, a la vez que amplia y diversa su obra material. Lo ponen de manifiesto el centenar y más de edificios que construyó o reconstruyó, entre ellos: capillas y escuelas rurales en diversos barrios de la jurisdicción cantonal, algunos con uso ambivalente. Edificó la casa parroquial de Lucero. En distintos barrios promovió obras materiales para servicios básicos: reparación de caminos, provisión de agua potable, alcantarillado, luz eléctrica, etc. Su lema de trabajo fue: “Hay que ocuparse de lo humano y lo divino, hay tiempo para todo menos para el descanso, … Creo que el descanso no está hecho para mí.”

El OTRO PILAR Ticiano Cagigal García
Muy vinculada al nacer, al ser y al hacer de la Universidad Técnica Particular de Loja, en el lapso de sus primeros 25 años institucionales ha transcurrido la vida y gestión académico-administrativa del hermano marista Ticiano Cagigal García. Nacel, en la localidad Palentina de Las Eras de la Peña, en 1937..

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A los 13 años ingresó al juniorado Internacional “San Francisco Javier” de Grugliasco –Turín-Italia-. En 1956, a sus 17 años es destinado a Cuba, país en el que permanece hasta 1961, año en el que retorna a España, siendo destinado al colegio Cristo Rey, de la Coruña. Permanece en los centros educativos maristas de Quito, hasta 1971. En la Pontificia Universidad Católica del Ecuador –PUCE- estudia la carrera de Ciencias de la Educación en la especialidad de Físico-Matemáticas. Es el Mejor Egresado de la Promoción. En 1971 se radica en la ciudad de Loja, involucrándose en la Universidad Técnica Particular de Loja, en la que permanece hasta 1996.

Desde los inicios mismos de la Institución universitaria, su presencia y aporte fueron robustos y decisivos en la consolidación y encaminamiento del ser y del actuar de la Entidad. Es indudable que su condición académica y su visión y formación administrativas aportaron significativamente al crecimiento institucional. que, como es de suponer, dadas las características geopolíticas, económicas y culturales de la sociedad lojana de las últimas cuatro décadas del siglo XX –piénsese, por ejemplo, en los prejuicios, fanatismos, aberraciones, etc. dadas las circunstancias de sociedad cerrada, como la lojana de la época- no prestaban precisamente, las condiciones más óptimas para que ello cuajase en una realidad plausible y proyectiva inmediata y a corto plazo.

Junto al H. Santiago Fernández, el H. Ticiano debió comprometer sus capacidades personales, al igual que su vocación de “marista” en la dimensión de la convergencia urgida por la necesidad sentida de la juventud lojana de contar con una institución de Nivel Superior que le diera oportunidades ciertas para realizarse profesionalmente con niveles académicos competitivos, tanto a nivel local, como nacional e internacional. Es preciso puntualizar que a los religiosos, Santiago Fernández y Ticiano Cagigal, pioneros de la UTPL y, en su ámbito, de la implementación de la Universidad Abierta, les correspondió hacer frente al oleaje de reacciones generadas por la implementación del, para la época, “revolucionario” Sistema de Estudios a Distancia.

Se impone también la referencia puntual al H. Ticiano, en lo que concierne a su condición académica de matemático, filósofo y cultor de las artes plásticas. Suyos son los murales alegóricos de contenido matemático-geométrico trabajados en mosaico en las fachadas laterales de los edificios Oscar Handel y Virginia Riofrío del campus universitario. Obra suya es también el diseño del mosaico de la alegoría-mural texturada con finas maderas de pino, cedro, nogal, romerillo, laurel, pavanchillo, ceique, curiquiro, almendro y yumbingue, que cubre la totalidad de la parte frontal del interior de la Capilla Universitaria, dedicada a la Virgen María. En palabras del autor, “la composición es netamente matemática. Un punto del cuadro –centro de centros- está en la base de todo el diseño. Es que, la composición se basa en el llamado Segmento Áureo, Regla de Oro o Proporción Divina”.

Su acendrado magisterio en el quehacer plástico lo inspiró y motivó a la creación de la Escuela de Bellas Artes en la UTPL, la primera de su género en la Región. Con ello, y por primera vez en la dinámica de la cultura lojana, quienes anhelan involucrarse en las artes plásticas cuentan con el espacio académico pertinente para su capacitación y profesionalización.
En la actualidad y ya jubilado, vive en la Casa Residencial de su comunidad en la ciudad de Loja, ubicada en San Cayetano.