Guerra entre banqueros

Un conocido articulista dijo que el Presidente Lasso requería integrar en su gobierno a un mentiroso con excelente discurso y concluyó que ese personaje debería reunir características similares al excandidato a la Vicepresidencia del correísmo, el periodista Rabascal.

Sin mediar causa aparente, pocos días antes Teleamazonas radicalizó su línea editorial y transformó sus espacios noticiosos en opiniones con fuertes críticas al gobierno. Acto seguido asomó un tweet del Dr. Fidel Egas, máximo del grupo Banco del Pichincha y el millonario más grande que tiene este país, ratificando la supuesta necesidad de que “Lasso necesita un Rabascall”, con lo que ardió Roma. La infantil reacción del Presidente y sus acusaciones hicieron estallar esta guerra, siendo la guinda del pastel, el enfrentamiento por el misterioso tamaño testicular que poseen el Presidente y el Ex Alcalde de Guayaquil. Semana de errores.

LOS BANQUEROS Y SUS HISTORIAS.
Muy pocos han escrito con frontalidad y franqueza sobre la historia de la banca ecuatoriana, quizás por lo árido del tema, porque se tiene un lógico miedo a los grupos hegemónicos de la economía, quizás porque su poder impide que los medios aclaren asuntos no tan regulares y pierdan la pauta o porque quienes no lo hacen saben que los medios o dependen de los sectores financieros o estos tiene varios de su propiedad con lo que las opciones laborales de futuro se reducen.

La Historia nos dice que García Moreno autorizó el primer banco a un ciudadano español, luego el famoso Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil monopolizó las actividades económicas y tenía la facultad de emitir, sin control, moneda degenerando en emisiones inorgánicas que convirtieron al estado en deudor quebrado y los gobiernos eran nombrado por ellos.

Los más importantes sólo estaban en Quito y Guayaquil y el crédito en las demás regiones del país, se manejaba por los llamados chulqueros, quienes amasaron grandes fortunas ya que aparte de los préstamos usurarios que concedían terminaban siendo propietarios de los bienes que los necesitados hipotecaban.
Los gobiernos, siempre paupérrimos, pagaban tanto a los contratistas locales como los sueldos de la burocracia con muchos meses de atraso, por lo que los usureros compraban los sueldos y tenían como respaldo el control de lo que se llamaban Pagadores Provinciales, quienes recibían todas las transferencias gubernamentales y por módicas “contribuciones” garantizaban la retención de estos valores a favor de los banqueros pueblerinos.La crisis provocó en 1925 la llamada Revolución Juliana. Isidro Ayora, lojano, liberal, alcalde de Quito y luego Presidente intervino y fiscaliza la banca ,creó el Banco Central y con él las emisiones monetarias pasaron al estado ,se limitaron los intereses y se conformó la Superintendencia de Bancos para controlarlos y regularlos. Luis Napoleón Díllon como Ministro de Hacienda fue otro puntal vital en este gran cambio.

LOS NUEVOS PATRIARCAS.
El nuevo marco legal permitió que diferentes grupos familiares y económicos se asocien y den transparencia a las operaciones financieras. La antigua odiada bancocracia se transformó en respetada y respetable. Sus máximos personeros tanto por regulaciones estrictas como por convicción entendieron que los dineros que les confiaban el público eran ajenos y que ellos tenían la obligación de precautelarlos y no podían distraerlos en inversiones propias, familiares o de grupos que por décadas estuvieron absolutamente prohibidas.

Sus opiniones eran mesuradas y positivas siempre en beneficio del país y eran acogidas por todos los medios y a ninguno se les ocurrió controlar, poseer o extorsionar a los medios de comunicación. Sus nombres habitualmente eran consultados , en época de crisis, como alternativas y no faltaron algunos que contribuyeron patrióticamente en altas funciones .

A estos ilustres banqueros la historia y sus escritores no les han dado el lugar que su contribución al desarrollo económico les debe. Ciudadanos como Alberto Acosta Soberón, Clemente Vallejo , Victor Emilio Estrada, Naín Isaias, Humberto Albornoz, Marcel Laniado de Wind así como otros pequeños Bancos como el Banco Territorial, el de Manabí y Azuay siempre fueron referentes de un pulcro manejo financiero y ético.

Se creó la Banca Pública con similares características y en su inicio la CFN fue respaldada por algunos años por el prestigio del Dr. Luis Ayora con un selecto grupo de profesionales que le dieron lustre como Germánico Salgado, Elsa de Mena ,Sonia Saa, Gustavo Cevallos entre otros para terminar hoy en la más nefasta operación de estafa política.

COFIEC fue otro ejemplo de pulcritud, pero los banqueros venían perdiendo prestigio cuando el mayor banco del país, La Previsora cayó en los primeros enredos de créditos relacionados y evitando su liquidación se invitó a la ciudadanía a invertir en acciones con el supuesto fin de popularizar la banca concluyendo en otra estrepitosa quiebra, estafando a los miles de inocentes inversionistas y para licuar dispendios terminaron fusionando con otro banco, en una operación definitivamente dolosa y cuestionada de la que jamás hubo responsables peor sancionados. La operación encubierta del Grupo Ortega y del Banco Continental arrasó con el prestigio de los banqueros y del estado que siempre los socorrió en su afán de salvar el sistema.

Allí aprovechando esa crisis emprendieron todos en su afán de apoderarse de medios de comunicación de todo tipo, asumir los quebrados, a otros empujarlos a endeudamientos desproporcionados y formar con ellos sus propios frentes de batalla para defenderse del ataque externo y entre ellos porque veían con claridad que eran escudos para su poder. La auto publicidad que jamás se limitó ni controló robusteció a sus medios para la lucha.