Guatemala, la antigua

Por razones familiares, a principios de este año, tuve la oportunidad de viajar a Guatemala. Era la primera vez que pisaría su suelo y entre las cosas que constaba en mi maleta de ilusiones era la de conocer la ciudad Antigua de Guatemala, que tanto me habían ponderado los que la conocían.

Mi anfitrión, al que me unía razones familiares, organizó el viaje desde la actual ciudad capital de el país centroamericano, hasta la Antigua capital, para el fin de semana.

El día señalado, ya en el vehículo de Francisco Donadio, que así se llama mi familiar, me confirmó que el viaje sería muy corto, pues la distancia que separa a las ciudades Antigua y la moderna gran Guatemala, era de apenas unos 25 kilómetros, que los recorreríamos en unos 30 minutos.

Apenas tuve tiempo de admirar la campiña guatemalteca cuando arribamos a los barrios periféricos de Antigua. Allí, en medio de una vegetación, y tras un enrejado metálico me esperaba la primera sorpresa: la ermita más antigua de la ciudad, y posiblemente del país, y hasta del país, la de la Santa Cruz regentada por los religiosos Dominicos quienes la levantaron en 1664. Apenas si, a través del enrejado exterior pude admirar su belleza y captar una imagen.

Luego nos trasladamos a la casa de mi anfitrión, dejar la maleta, un baño, cambiarnos de ropa y ya el sol empezaba a esconderse, por lo que dejamos la visita a la ciudad para el día siguiente.

Esa noche, una cena típica, en base a tortillas y fréjol negro, nos esperaba. Allí, en el comedor, descubrí la vena artística y creativa de Francisco, pues, la mesa, era, en realidad, una vieja puerta, lijada y lacada revestida de un grueso vidrio. Un encanto artesanal.

En el calor de la noche pude saciar mis ansias de saber más de la ciudad que, seguramente, al día siguiente, nos abriría sus brazos para recibirnos y mostrarnos todo su encanto.

La ciudad había sido fundada el 10 de marzo de 1543, bajo el nombre de la

Santiago de los Caballeros de Guatemala; lo que quiere decir que esta bella y mágica ciudad colonial guarda casi quinientos años de historia, con un clima privilegiado y una excepcional vista hacia los volcanes de Fuego y Acatenango. Antigua Guatemala fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en el año 1979.

En las primeras horas del día siguiente, una espesa neblina escondía las faldas del Volcán de Aguas Calientes, hoy en inactividad, lugar donde se han construido varias urbanizaciones a las que acuden regularmente gente de la actual guatemalteca a descansar el fin de semana.

Francisco, puso su vehículo rumbo al sur, por un camino que, aunque bien trazado y conservado, no puede calificarse como de primera. Conforme avanzamos, la mañana se fue despejando hasta dejarnos contemplar maravillados y temerosos el cono perfecto del Volcán de Fuego, con sus huellas secas y profundas del descendimiento de los lahares y ríos de lava que periódicamente cambian el paisaje del coloso.

Volcán de Fuego

Construida en el Valle de Panchoy Antigua está asentada en las cercanías del Volcán de Fuego el que ocasionalmente, parece despertar de su letargo para castigar a la ciudad, que durante mucho tiempo fue la sede de la capital de Guatemala. En esta ciudad el tiempo se detuvo y quedó atrapado en las gruesas paredes de sus templos, sus monasterios y sus casas coloniales. Esta colorida población aún conserva edificaciones restauradas del siglo XVI y puede ser recorrida a pie a través de sus calles empedradas.

Con un dejo de picardía mi familiar decía que Antigua es una ciudad de templos en ruinas. Es que la ciudad ha sufrido varios terremotos, ha permanecido detenida en el tiempo en sus calles empedradas, casas coloniales, monumentos civiles, leyendas y tradiciones.

La belleza de esta ciudad radica en cada uno de sus detalles. Los que la visitan quedan maravillados con sus atractivos históricos, antiguos templos y monasterios que forman parte de su legado.

Ciudad Antigua fue la capital de la Capitanía General de Guatemala, entre 1541 y 1776, año en que la capital fue trasladada al Valle de la Ermita luego de que los terremotos de Santa Marta arruinaran la ciudad por tercera vez en ese siglo. ​

A partir del traslado, la ciudad pasó a llamarse «arruinada Guatemala», «Santiago de Guatemala antiguo» y la «antigua ciudad». Fue abandonada por todas las autoridades reales y municipales, y en 1784 por las dos últimas parroquias: Candelaria y Nuestra Señora de los Remedios, quedándose también sin autoridades eclesiásticas. ​

Tras la Independencia de Centroamérica, en 1821, Antigua recuperó la categoría de ciudad y fue nombrada como cabecera del departamento de Sacatepéquez.​

En el siglo xxi, es un importante destino turístico guatemalteco por su bien preservada arquitectura barroca española con fachadas barrocas del Nuevo Mundo, así como un gran número de ruinas de iglesias católicas, incluso aún después de los severos daños que sus estructuras sufrieron por el abandono en que estuvieron entre 1776 y 1940 y por los terremotos de 1874, ​ de 1917y de 1976. ​ También es reconocida por las solemnes procesiones de Semana Santa, que se han realizado anualmente desde antes del traslado de la capital a la Nueva Guatemala.

Catedral de ciudad Antigua

De acuerdo con el censo oficial de 2018, tiene una población de 46 054 habitantes, que viven en casas bajas (no se puede edificar casas de 2 o más pisos), aunque es de suponer que, tras las fachadas, algún arquitecto haya logrado elevarlos.

En la actualidad las autoridades turísticas de la ciudad buscar ubicar a Ciudad Antigua como la capital turística de Guatemala, y entre los eventos más destacados está la realización de las procesiones de Semana Santa, en las que las calles sirven de lienzo para que, con aserrín y arena colorida, los artistas pinten el suelo por donde pasarán en andas, las imágenes de Jesús y de María.

Entonces, ahora la Ciudad Antigua es una ciudad de conventos en ruinas, de restaurantes, de un intenso comercio, de hoteles y de motos.

FAUSTO JARAMILLO YEROVI