Gobiernos manipulan indicadores económicos

Autor: Revista Semanal | RS 83


Parecería el viejo cuento del gallo pelón, la actitud que tienen los políticos y los gobiernos frente a las duras realidades.

Siempre en las campañas electorales escuchamos una cierta prudencia de los aspirantes a gobernar, sobre la situación económica, para no asustar a la clientela, actitud que siempre se radicaliza desde el mismo día que asumen el poder.

En el primer discurso de orden, empiezan las alarmas y a los pocos meses “descubren” que la realidad ha sido más dramática y que el antecesor falsificó, alteró o manipuló las cifras oficiales.

El déficit siempre fue superior al anunciado, el monto de la deuda no fue debidamente contabilizado, las deudas internas asomaban multiplicadas, la deuda a proveedores había sido mayor y otros cientos de mentirillas que sumadas, nos llevaban a la angustia y lo de siempre: en vez de bajar impuestos lamentablemente tenían que subirse o como en el caso actual dispararse.

Para lograr todas estas conocidas aventuras las mediciones se hacen entre períodos que no corresponde, los hábiles economistas hasta han llegado a modificar los sistemas de medición supuestamente para ponerlos acorde con las nuevas tendencias y en la últimas dos décadas o ya no se hacían públicas o los datos con los que los estudiosos, ávidos de ubicación burocrática, podían evaluar la situación no eran entregados oportunamente ni eran confiables.

Inclusive para los organismos internacionales, sin escándalos públicos cuestionaron a los tres últimos gobiernos, pero los nuestros hasta perdían la vergüenza de haber sido pillados en estas trafasías. Tampoco había reacciones internas ya que lo único que interesaba era la politiquería, aunque voces serias sin la difusión que merecían, siempre teníamos voces disonantes que nos alertaban de estas realidades.

El actual no es la excepción, con el agravante que ante su ineficiencia administrativa y de gobernabilidad, se inventó un nuevo justificativo que era primero “poner en orden la casa” para luego empezar a gobernar.

Los temas que exponemos a ustedes de los más serios analistas, demuestran que no lograron ni lo uno ni lo otro.

Los lectores evaluarán los análisis y concluirán con nosotros que es vergonzoso que un gobierno cuestionado en vez de confrontar democráticamente, que se dice respetuoso, retorna a la típica política tropical del insulto y la ofensa como única razón para defenderse.

Omitimos publicar aquí el texto de la reacción del Ministro Arosemena (ponemos el link de sus diatribas), porque tenemos vergüenza ajena del nivel de confrontación adoptado por un funcionario que muchos creíamos de un nivel académico y de caballerosidad y que ha demostrado carecer o lo perdió en las alturas del poder.