Génesis del Sistema de Derechos Humanos

El tortuoso camino que recorre la humanidad en defensa de sus derechos.


A partir del segundo decenio del siglo XX, es decir concluida la primera conflagración mundial, la noción de Derechos Humanos experimenta una suerte de evolución conceptual generalizada muy importante. Con el objetivo de lograr una convivencia más racional, evolucionada y definitivamente más acorde con las realidades del ser humano, al establecerse formalmente la llamada Sociedad de Naciones en 1919; acentuándose más al concluir la segunda Gran Guerra. Sobre todo, por la definitiva estructuración y establecimiento formal de la Organización de las Naciones Unidas, en la conferencia de San Francisco, en 1945 y el inmediato cónclave de Paris, que diera paso ulterior a la Declaración Universal de los Derechos Humanos DUDH, el 10 de diciembre de 1948. Sin embargo, es preciso señalar que sus reales fundamentos se los debe encontrar todavía más atrás. Pues para su génesis ya encuentra testimonios palpables en todas las culturas y las tres religiones monoteístas; están en efecto ligados al concepto de la dignidad de la persona y en la propia naturaleza humana. Con ello, quisiera significar que la noción de Derecho Humano ha experimentado una larga y paulatina evolución racionalista a través de la historia moderna y contemporánea. Es entonces, con un solemne llamado que se concreta al momento de la promulgación de la Declaración Universal de 1948 en Paris, para convertirse en un verdadero catálogo de los derechos del ser humano. No como un tratado más, sino como una proclamación contundente de los derechos básicos y fundamentales del ser humano, “con toda la fuerza moral que entraña un acuerdo universal”; declaración que establece dos categorías de derechos y libertades: los civiles y políticos, por un lado, y los económicos, sociales y culturales, de otro. Todo este pensamiento y su ulterior desarrollo tienen su inspiración inicial en la proclama unánime de independencia de los Estados Unidos de América, del 4 de Julio de 1776, en la que se fundamenta la primera “declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”, colofón de la revolución francesa de 1789.

La DUDH fue adoptada por la tercera Asamblea General de las Naciones Unidas en la fecha señalada, en París. Madame Eleonor Roosevelt, esposa del entonces presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Delano Roosevelt, jugó un papel central en el proceso de adopción, por aclamación, de la Resolución 217-A (III, que recoge el ideal común para todos los pueblos y naciones de la tierra, estableciendo, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en todo el mundo. Este célebre documento ha sido traducido a 500 lenguas. Los líderes del mundo de la época decidieron complementar la Carta de las Naciones Unidas con una hoja de ruta para garantizar los derechos de todas las personas en cualquier lugar y en todo momento.
El documento, puesto a consideración de las delegaciones participantes en el encuentro de Paris y que más tarde pasaría a ser la definitiva Declaración Universal de Derechos Humanos DUDH, se lo examinó durante el primer periodo de sesiones de la Asamblea General en 1946. La Asamblea revisó este proyecto de declaración sobre los Derechos Humanos y las libertades fundamentales y lo transmitió al Consejo Económico y Social para que lo “sometiera al análisis de la Comisión de Derechos del Hombre y que ésta pudiese preparar una carta internacional de esos derechos”. La Comisión, en su primer periodo de sesiones, celebrado a principios de 1947, autorizó a sus miembros a que formulen lo que denomino un “ante proyecto de carta internacional de Derechos del Hombre”. Posteriormente, esta labor fue asumida oficialmente por un Comité de redacción integrado por miembros de la Comisión procedentes de ocho Estados, que fueron elegidos, teniendo debidamente en cuenta la distribución geográfica equitativa”. Esta Comisión quedó integrada por 18 miembros de diversas formaciones políticas, culturales y religiosas. Eleonor Roosevelt presidió el Comité de redacción de la Declaración Universal, junto a ella, René Bassin de Francia, quien recopiló el primer proyecto de Declaración, el Relator de la Comisión Charles Malik de El Líbano, el vicepresidente Peng Chung Chang de China y el Director de la División de las Naciones Unidas John Humphrey de Canadá, encargado de certificar la copia de la Declaración. Como antecedente válido, es de señalar que la Comisión se reunió por primera vez en 1947.
En sus memorias, la señora Roosevelt deja constancia indicando que “el doctor Chang era un pluralista y sostenía, de una manera encantadora, que existía más de un tipo de realidad concluyente”. La declaración -decía-, debería reflejar ideas que no se identificaran únicamente con el pensamiento occidental y el doctor Humphrey tendría que saber aplicar un criterio ecléctico. Su comentario, aunque dirigido al doctor Humphrey, en realidad estaba destinado al doctor Malik, quien no tardó en replicar explicando detenidamente la filosofía de Santo Tomás de Aquino. El doctor Humphrey se sumó con entusiasmo al debate y en un momento dado el doctor Chang sugirió la conveniencia de que la Secretaría dedicara algunos meses a estudiar los fundamentos del confucianismo. La versión definitiva redactada por René Cassin fue entregada a la Comisión de Derechos Humanos que en esos días sesionaba en Ginebra. El proyecto de Declaración enviado a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas, para que formularan observaciones, se lo conoció bajo el nombre de ‘borrador de Ginebra’.

El primer proyecto de la Declaración se propuso en septiembre de 1948 y más de 50 Estados miembros participaron en la redacción final. En su Resolución 217 A (III) de 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General, reunida en Paris, aprueba la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ocho Naciones se abstuvieron de votar, pero ninguna votó en contra. Hernán Santa Cruz, de Chile, miembro de la Subcomisión de Redacción, manifestó: “percibí con claridad que estaba participando en un evento histórico verdaderamente significativo, donde se había alcanzado un consenso con respecto al valor supremo de la persona humana, un valor que no se originó en la decisión de un poder temporal, sino en el hecho mismo de existir, lo que dio origen al derecho inalienable de vivir sin privaciones ni opresión y a desarrollar completamente la propia personalidad.

Mientras tanto, en el Gran Salón había una atmósfera de solidaridad y hermandad genuina entre hombres y mujeres de todas las latitudes, la cual no he vuelto a ver en ningún escenario internacional”. El texto completo de la Declaración Universal fue elaborado en menos de dos años. En un momento en el que el mundo estaba dividido en el bloque oriental y otro occidental, se encontró un terreno común. Como anécdota, relatada por quien fuera miembro de la Delegación ecuatoriana a la Asamblea de Paris, el Embajador Miguel Albornoz; refería personalmente que la señora Roosevelt, en su condición de presidenta y desde los primeros debates se opuso firmemente a que continuara utilizándose el nombre de “Derechos del Hombre”, tal como estaba inicialmente concebido el proyecto de Declaración inicial. Es por eso que, ella se

mantuvo en la idea de utilizar el nombre de “Derechos del Hombre y de la Mujer”, hasta que finalmente se le convenció para que quedara únicamente como “Derechos Humanos”.

El Ecuador ha brindado su aporte, desde el inicio mismo, es decir desde la conferencia de Paris de 1948, para luego ofrecer el invalorable aporte de ilustres ecuatorianos como Antonio J. Quevedo, Jorge Carrera Andrade, Leopoldo Benites Vinueza, José Ricardo Martínez Cobo, Gonzalo Alcívar, Julio Prado Vallejo, Luis Valencia Rodríguez, Miguel Albornoz, Jaime Marchan Romero, Edwin Johnson L. , entre otros, que en las diferentes instancias del área de los Derechos Humanos de la ONU, ofrecieron su invalorable aporte a la causa de su indiscutible universalización.

Es necesario destacar que el Representante del Ecuador, ilustre diplomático e internacionalista, embajador José Ayala Laso, fue electo unánimemente, el 22 de diciembre de 1992, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como el primer Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos con rango de Secretario-General Adjunto. Cargo que lo ejerció con verdadera entrega, inteligencia y decisión, dándole a los Derechos Humanos la más alta importancia moral y real, a nivel universal.