El mundo en postpandemia

La globalización entendida como un fenómeno multidimensional que tiene la capacidad de alterar o modificar los procesos económicos, sociales y culturales a nivel planetario y gravitar sobre aquellos de carácter nacional o regional, se configura a partir de acontecimientos históricos relevantes.

 

A partir de los primeros años del presente siglo, la relación entre Estado y Mercado favoreció ampliamente a este último mediante la liberalización del comercio y apertura de la cuenta de capital, entre los principales factores, gestionados principalmente por las grandes multinacionales. Estos hechos junto con la crisis financiera de 2008 alteran el funcionamiento de la economía global. En post pandemia, se reconfigura el modelo de globalización caracterizado por un mayor nivel de incertidumbre en el sistema internacional y nuevos equilibrios en la relación Estado-Mercado.

La globalización entendida como un fenómeno multidimensional que tiene la capacidad de alterar o modificar los procesos económicos, sociales y culturales a nivel planetario y gravitar sobre aquellos de carácter nacional o regional, se reconfigura a partir de acontecimientos históricos relevantes: el fin de la Guerra Fría; el fracaso y caída del régimen socialista de la Unión Soviética simbolizado por la caída del Muro de Berlín; las crisis financieras; la pandemia del COVID 19.

Hasta hace poco, la expansión de la inversión extranjera directa influenció y consolidó un modelo de globalización que privilegió la deslocalización y fragmentación de la cadena productiva en cadenas globales de valor, acompañada de un crecimiento inédito de los mercados financieros. En la década de los 90 y hasta la crisis financiera de 2008 el comercio creció con mayor velocidad que el PIB internacional lo que produjo alteraciones en el orden económico internacional. Ahora mismo en postpandemia, se intensificaron y generaron drásticos cambios e innovaciones en las comunicaciones, la inteligencia artificial y gestión de la información, provocando nuevas dimensiones y transformaciones cuantitativas y cualitativas de gran magnitud.

En el modelo de gestión global durante los primeros años del presente siglo, la relación entre Estado y Mercado favoreció ampliamente a este último mediante la liberalización del comercio, apertura de la cuenta de capital y regulación de políticas económicas en materia de propiedad intelectual, favoreciendo las dinámicas de negocios globales gestionados por las grandes multinacionales. En América Latina se observaron crecimientos económicos y un cierre parcial de brechas de pobreza y desigualdad, en buena medida, gracias a los buenos precios de los commodities. Ahora en post pandemia el decrecimiento es más profundo y las brechas han vuelto a ampliarse, constituyéndose así en una nueva década perdida.

Estos hechos junto a las deficiencias que originan la crisis financiera de 2008 alteraron el funcionamiento de la economía global pre y postpandemia, configurando un nuevo modelo de globalización en el que se combinan y se refuerzan varios factores:

  1. La disminución sistemática de los ritmos de crecimiento y expansión de la economía global es un primer factor cuantitativo. La desaceleración de la actividad económica y del comercio mundial permanecen y dejan en evidencia el impacto duradero que los choques negativos han tenido en la economía del planeta en los últimos tres años como son las presiones en las cadenas de suministro y una política monetaria restrictiva con el fin de moderar las presiones inflacionarias en las principales economías, manteniendo altas las tasas de interés.

En el gráfico siguiente se evidencia el ritmo de crecimiento económico en países y agrupaciones de países que han reducido sus expectativas de crecimiento. Este escenario se refuerza por una clara regionalización de la globalización; es decir, un cambio en la gestión global relacionado con una mayor protección comercial, social y política al interior de los grandes bloques económicos cuyas consecuencias aún son difíciles de medir en el mediano plazo, pero que ya repercuten en esta “slowbalización” ya sea en el comercio internacional, en la movilidad de personas (crisis migratoria) y en una radicalización del debate político, entre otros efectos.

En 2023 el crecimiento del PIB mundial sería del 3,0%, lo que representa una desaceleración respecto del 3,5% registrado en 2022 y constituye un crecimiento bajo en comparación con los alcanzados en años recientes (3,7% entre 2010 y 2019). Las economías avanzadas crecerían solo un 1,5% en 2023, muy inferior al 2,7% registrado en 2022, mientras que en las economías en desarrollo será del 4% igual a la del año anterior, gracias al repunte del crecimiento de la economía china, luego de su proceso de reapertura a comienzos de año.

Así, los choques negativos de los últimos tres años —la pandemia, el conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania y el aumento de la inflación ligada al endurecimiento de la política monetaria global— han tenido un impacto duradero en la economía global.

Por otra parte, los cambios cualitativos se suman al bajo crecimiento sobre la base de variables climáticas, migratorias y políticas; y no tanto, por los preceptos de la economía liberal.

  1. La interdependencia económica es uno de estos factores y que fue base del anterior modelo global. Ahora es una fuente de vulnerabilidad entre bloques económicos, evidenciado en los reportes de la OMC, durante y después de la pandemia, al evaluar la combinación de riesgos geopolíticos, ambientales y sanitarios por el COVID-19 sobre las cadenas globales de valor a fines de 2021.
  2. Otro factor cualitativo es la persistencia del “modelo chino” integrado a la economía global por fuera del marco de la economía liberal y de comercio internacional promovido por los países occidentales, ya que rompe con las expectativas de convergencia. Lo que ha llevado a la necesidad de reconocer la diversidad política y ajustar las estrategias de política internacional, especialmente aplicadas por los países de América Latina dada la influencia de la demanda china en nuestros productos primarios y también por las grandes empresas multinacionales que ven en el gigante asiático un consumo casi inagotable de bienes y servicios.
  3. De los cambios antes descritos se deriva un cuarto factor relacionado con el uso instrumental de las relaciones económicas internacionales mediante nuevas políticas con matices proteccionistas, amenazas y procesos de los flujos comerciales y de inversiones con miras a presionar e influir en la conducta de otro país en el marco de una determinada estrategia geopolítica.

La combinación de estos factores cuantitativos y cualitativos refuerzan un nuevo modelo global caracterizado por un mayor nivel de incertidumbre en el sistema internacional y nuevos equilibrios en la relación Estado-Mercado. Se observa un uso creciente de la coerción económica mediante sanciones unilaterales, expansión de las medidas de restricciones a los flujos de comercio y de inversiones supeditadas a la defensa de derechos humanos, cambio climático, migración, transparencia, calidad democrática, terrorismo, etc. Estas nuevas lógicas en la dinámica global coexisten con un mercado de capitales especulativo y alejado de la economía real. Vemos además una mayor presencia del Estado con un rol más activo y regulatorio que se gestiona en un marco de interdependencias más selectivas y con el uso instrumental de las relaciones internacionales supeditadas a la relevancia geopolítica; y por supuesto, ello supone un contexto de mayor conflictividad.

Es fundamental que el Estado, el sector privado y la academia promuevan un debate prospectivo para que el país pueda insertarse en este nuevo modelo de gestión global aprovechando las oportunidades y minimizando las amenazas.