Los misterios de la política

Autor: Revista Semanal | RS 67

Los ecuatorianos, el pasado miércoles 17 de los corrientes recibimos una invitación no esperada, para que presurosos acudamos a las urnas, en una fecha aún no determinada, para elegir un Presidente de la República, un Vicepresidente y 137 Asambleístas, que ejercerán sus funciones hasta mayo del 2025.

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La invitación llegó en un elegante sobre con el logotipo de Muerte Cruzada, y el firmante de dicha cordialidad es el Sr. Guillermo Lasso Mendoza, actual presidente de la república del Ecuador. Desde los inicios de su mandato, es decir, desde el 2021, el presidente debió luchar contra su propia consciencia. Sus amigos y consejeros pugnaron por la firma del decreto que disolviera la Asamblea; mientras que su talante democrático le llevaba a postergar la firma. Es que, desde mayo del 2021, fue notorio que el presidente no tenía, en la Asamblea un fuerte apoyo a sus propuestas y, más bien, la oposición iba engrosando sus filas y apuntando sus acciones a la destitución del presidente.

En la propia invitación, el Sr. Lasso, señala que ha debido enfrentar a 14 juicios políticos contra sus ministros, en apenas 2 años de gobierno; es decir, un promedio de 7 por año. Algunos sufrieron su destitución, otros no alcanzaron a ser juzgados por los Asambleístas que finalmente encontraron el camino de un juicio político contra el propio presidente. Finalmente, el martes 16 de mayo, Guillermo Lasso Mendoza debió acudir a la Asamblea a responder por acusaciones no comprobadas de peculado, pero, como dijo una de las Asambleístas interpelantes: “No importa. Este es un juicio político, que no debe ser comparado con un juicio penal.

Lo importante es que Lasso debe ser destituido y si no es por el juicio, en la Asamblea, lo será por las movilizaciones sociales, en las calles”. Así, entonces, el presidente Lasso, en las primeras horas del miércoles 17 de mayo, convocó a una cadena nacional de prensa, radio y televisión, en la cual anunció al país, que había firmado el decreto 741, mediante el cual disolvía la Asamblea Nacional, y pedía al Consejo Nacional Electoral que, en el plazo de 7 días convoque a nuevas elecciones. Y así, estamos ahora, los ecuatorianos, sin saber qué hacer. Por ser primera vez que se activa este mecanismo constitucional, ni siquiera los propios actores saben cómo actuar.

Los defenestrados se muestran divididos; unos han acudido a la justicia, para que un juez multifuncional, dicte sentencia de Amparo y devolución de sus derechos; mientras otros aceptan que la acción presidencial se ajusta a lo que dice la Constitución. El Consejo Nacional Electoral nos dice que está trabajando en un nuevo reglamento que se adapte a estas nuevas condiciones; que luego dicho reglamento sea aprobado por el pleno del Organismo y, entonces, allí sabremos cómo proceder.

Existe un vacío en el texto constitucional al no referirse a la posibilidad de una segunda vuelta electoral. Se desconoce el presupuesto de la nueva jornada electoral. No se definen aún los mecanismos que se usarán para su realización. ¿Estará listo y confiable el software que se usará en el conteo de estas elecciones? ¿Se aplicarán las normas de inscripción de candidaturas que determinan cómo se forjarán las alianzas? ¿Existen partidos políticos en el Ecuador que puedan apoyar a las posibles candidaturas? En fin, cuando todas esas interrogantes aún no encuentran respuestas, empiezan a aparecer los hipotéticos candidatos, repitiendo uno de los males de la política nacional. Existen más candidatos que partidos. Las ambiciones sobrepasan a los planes de gobierno.Apenas han transcurrido pocos días desde que circuló la invitación y ya han aparecido frente a las cámaras de televisión varios personajes hablando claramente de sus intenciones de participar como candidatos, y otros, insinuando que están prestos a “servir al país”.

Por las calles y plazas del Ecuador ya se escuchan nombres como el del mismo presidente invitante; el de un legislador anticorrupción, el de un Exvicepresidente, el de un Exministro que actuó con fuerza contra una de las manifestaciones indígenas y que luego fue censurado por la Asamblea, el de un empresario cotopaxense, el de una mujer que con mano dura ha trabajado en los ámbitos de la investigación y de la justicia.



El jueves aparecieron los nombres de un ex presidente declarado loco y del eterno aspirante a la presidencia.

Entre los partidos de la oposición al actual gobierno se barajan varios nombres, aunque habría que considerar que UNES es un partido unido y obediente a las decisiones del líder que vive fuera del país, para conocer el nombre del escogido; aunque no habría que descartar que su movimiento no presente candidato alguno, sino que respalde algún nombre de otro partido, tal vez, el de aquel líder guayaquileño con el que ha venido actuando en la Asamblea.

Finalmente, Pachakutik, en los últimos años ha demostrado que es un partido igual a los otros, donde las ambiciones personales son más fuertes que su ideario y donde sus representantes han sufrido un derrame verbal que los muestra con hambre de poder y de dinero descarado.

En esta tienda política, desde hace años viene sonando la ambición de un líder indígena que no cree en la democracia, pero que sin embargo puede buscar Carondelet por la vía de las urnas.

El miércoles anterior, quién fuera candidato de Pachakutik, apareció, a los tiempos, para decir que ha llegado la hora de la tercera vía y que él estaría dispuesto a liderar otra batalla para alcanzar la victoria.

Juguemos a las adivinanzas. ¿Quiénes serán los candidatos? ¿Quién será el ganador, y por tanto el presidente hasta mayo del 2025? ¿Cuándo votaremos? ¿Habrá segunda vuelta? ¿Podrán participar quienes ya lo han intentado varias veces sin conseguirlo? ¿Tendrá el Consejo Nacional Electoral, el valor y la decencia de impedir el paso a los delincuentes sentenciados y a los que se hayan enfrentado a la justicia por delitos contra la fe pública?

En fin, a pesar de que en la invitación hecha se menciona que las urnas, esta vez, servirán para cambiar las cosas en el país, la verdad es que ya, de forma inmediata, el aparecimiento de estos precandidatos nos dice que seguirá siendo la misma farsa política la que impere en el país, en los próximos meses.