Una amenaza que ya cansa

No pasa una quincena sin que algún personaje político, a la primera dificultad, invoque la muerte cruzada. Asambleístas, presidente, ministros, líderes de partidos, analistas; todos han incurrido en ese pobre argumento en algún momento a lo largo del último año. Tanto se ha insistido en ello que el país ha terminado habituándose a esta sombra perniciosa.

Amenazar con derribarlo todo si el resto no se somete a sus deseos es un proceder irresponsable y caprichoso. Cierra la puerta a cualquier posibilidad de entendimiento, recuerda a los diplomáticos de otras épocas que amenazaban permanentemente con iniciar una guerra o a los fanáticos que no conciben más opción que inmolarse cuando no se cede a sus peticiones. El país no puede tolerar que la deliberación en y entre los principales poderes del Estado se vea limitada a una maniobra tan pueril.

La muerte cruzada no es una opción racional ni conveniente en este momento. El país está económicamente muy magullado tras la pandemia y enfrenta una crisis internacional que recién comienza —nadie sabe cuánto durará ni cuán profunda será—. Ecuador empieza a recuperar su institucionalidad y la dinámica republicana tras varios lustros de populismo autocrático, justo cuando la región se hunde nuevamente en la convulsión política. Sería descabellado, inconcebible, en este contexto, decapitar a los principales poderes del Estado y sumergir al país de vuelta en el tumulto de una campaña. 

Nada bueno puede surgir de ello y nadie que valga la pena saldrá ganando de tal episodio. Lo mejor sería dejar de hablar de la muerte cruzada para expulsarla terminantemente del debate.

FRASES DEL DÍA

«Para tener éxito hay que tener amigos, para tener mucho éxito hay que tener enemigos.”

Frank Sinatra (1915-1998)

«Todos los secretos de la política se reducen a saber mentir con buenas intenciones.”

Madame de Pompadour (1721-1764), cortesana francesa