Esta semana se cumplieron 80 años desde que la Alemania nazi arrancó su ‘Solución Final’, epíteto que recibió la campaña de exterminio y muerte del nacional-socialismo de Adolfo Hitler contra judíos y otros.
Inició con ‘inocentes’ mensajes políticos de tinte electoral maquinados por un puñado de desquiciados. Con el tiempo y el auspicio de líderes religiosos y políticos, exterminaron más de 15 millones de vidas.
La humanidad reaccionó tarde, pero al menos legisló para que los delitos de lesa humanidad sean imprescriptibles y puedan juzgarse en cualquier tribunal del mundo.
La hora llegó a Ruanda y los Balcanes. En Ecuador, llegará algún día a responder ante un periodista como Emilio Palacio que sufre ya una década de exilio y que, junto con este medio, fueron los únicos que denunciaron los ataques a hospitales del 30S como delitos de lesa humanidad.
Antes del Covid-19, se culpaba la crisis europea al envejecimiento de la población por el costo de mantener a ‘inactivos’ adultos mayores, se aumentaron aportes y la edad de jubilación.
Ya en pandemia y sin alharaca, se adoptaron protocolos de triaje que determinan quién es digno de recibir atención, camas o respiradores, en detrimento de alguien más viejo o enfermo. Aquellos que no cumplen, sobran en los hospitales.
Esto es un crimen de lesa humanidad, por provocar la muerte de seres humanos a causa de su edad. En Indonesia, un torpe mandatario con la complicidad de organismos internacionales, ya lo convirtió en política de Estado.
No podemos callar ante el retorno de prácticas totalitarias; el próximo gobierno debe denunciar este genocidio que las generaciones futuras castigarán.
Imaginar es desbrozar los caminos que llevan de una cosa a otra, y abrir unos que llevan de otra a otra.” Carolina Sanín (1973- ) Escritora y actriz colombiana.
Sophie, mi vida, vendrán otros tiempos. Y no serán tan distintos.” Andrés Neuman (1977- ) Narrador, poeta y bloguero argentino.