Tibieza ante el aborto por violación

Conforme se avecina la votación de la ley que norma el aborto por violación, reluce la fragilidad del compromiso de varios asambleístas con los principios constitucionales sobre los que se funda el país.

En franca contradicción con los idearios, la tradición histórica y sus promesas de campaña, asoman disidencias partidistas, maniobras confusas, rompimientos abruptos y tibieza al definir posturas. En un tema tan delicado como este, la clase política prefiere coquetear con las encuestas y la marea de la opinión pública antes que honrar sus convicciones y obligaciones.

La integridad y el futuro de niñas ecuatorianas corren el riesgo de ser sacrificados en el altar del cálculo político ante las elecciones que se avecinan.

A más de un político le despreocupa el aberrante escenario de una niña de diez años pariendo un hijo, producto de una violación. Esa niña, a la cual el Estado ni siquiera le permite votar por aquellos mojigatos que empeñan su futuro, —tampoco podrá hacer oír su voz la próxima vez que el resto de los ecuatorianos acudamos a las urnas a elegir presidente—, pero tendrá que llevar en brazos el fruto de su ultraje, vivir a merced de su abusador y, con gran seguridad, en pobreza perpetua.

El aborto por violación jamás será un tema popular; sin embargo, la protección de los derechos de las minorías no puede someterse al caprichoso juicio de las masas. El legislativo tiene la obligación de precautelarlos sin rendirse al cálculo electoral. Indigna que sea justamente una de las minorías más marginadas —niñas y mujeres víctimas de violencia sexual— la que en estos momentos decisivos no encuentre inclaudicables y resueltos defensores de sus derechos.

FRASES DEL DÍA

«Pocas veces quien recibe lo que no merece, agradece lo que recibe.”

Francisco de Quevedo (1580-1645), poeta español

«Para olvidar, primero hay que recordar, para matar a los recuerdos uno por uno.”

Katherine Pancol (1954), escritora francesa