Los desafíos de la nueva mayoría

La nueva mayoría legislativa parece haberse construido con habilidad, pese a los efímeros exabruptos. La alianza entre el partido de Gobierno —ADN Ecuador—, la primera fuerza política del país —Revolución Ciudadana— y el grupo que tradicionalmente mejor conoce los laberintos de lo público —Partido Social Cristiano— invita a pensar, con optimismo, que la gobernabilidad es posible. Todo ello dependerá de la madurez y prudencia que demuestren los actores.

Es inevitable que la nueva mayoría levante sospechas de regionalismo, que deberán ser disipadas cuanto antes. Igualmente, mal haría en enfocar demasiado sus esfuerzos en el tema de seguridad, un campo en el que el Ejecutivo tiene mayor capacidad de acción inmediata. Tampoco tendría sentido que gaste valioso tiempo de su breve periodo en esfuerzos de fiscalización populistas y escandalosos.

Donde sí puede hacer diferencia esta mayoría, tanto por el peso de los intereses que convoca como por la experiencia que puede demostrar, es al momento de plantear soluciones en lo económico. Para ello, solo se requiere que ADN defina con claridad sus posiciones, que RC renuncie a sus más divisivas posturas y, sobre todo, que el PSC sea capaz de ver más allá de sus intereses.