Inclusión sin propietarios

Puede resultar muy nocivo para una sociedad el permitir que un puñado de grupos se apropien de la categoría de ‘excluidos’ y que la noción de ‘inclusión’ sea pensada para apenas unos pocos. La paradoja de una definición excluyente de la inclusión, suele conducir a un lamentable desenlace en el que unos rechazan las reivindicaciones nobles por juzgar las causas politizadas y otros hacen de estas su espacio de prebendas.

La exclusión implica negar a un individuo o a un grupo la posibilidad de participar en un sistema y, sobre todo, impedirle gozar de los beneficios de este. Se trata de un proceso largo y complejo, que empieza temprano en la vida, incluso antes del nacimiento, y acompaña a quienes lo sufren a lo largo de toda su existencia.

La desnutrición y el trabajo infantil, la falta de acceso a educación, el racismo, la discriminación de género o de preferencia sexual, la falta de acceso para personas con discapacidad, la falta de oportunidades para adultos mayores; todos son engranajes en la maquinaria de exclusión que hace que en una sociedad participen pocos y se beneficien aun menos.

De nada sirve hacer de la inclusión un ritual consistente en la mera creación de dependencias gubernamentales en ocasiones especiales o como reacción a presiones coyunturales. Debe tratarse de una política de Estado, permanente y transversal, que permita que un país con una población pequeña como Ecuador aproveche hasta el último ápice de su potencial.

FRASES DEL DÍA

«El desarrollo no es más que la ampliación de las posibilidades de elegir de los individuos.”

Sergio Vieira de Mello (1948-2003)
Diplomático brasileño

«La economía es la lengua materna de las políticas públicas.”

Kate Raworth (1970)
Economista inglesa