El 8 de Marzo no es de los políticos

Se avecina el 8 de Marzo y, con ello, una renovada atención sobre las deudas pendientes en materia de género. De manera oportuna, la dirigencia de varios movimientos feministas dejó en claro que, pese a una lamentable coincidencia de fechas que se prestaba a confusión, las marchas conmemorativas de ese día no tendrán carácter partidista ni obedecerán a ninguna agenda política.

Resulta alentador que, paulatinamente, la comunidad esté aprendiendo a evitar que las grandes causas que requieren un compromiso de toda la sociedad sean manipuladas por los actores políticos de turno.

No se puede, ni por cálculos maquiavélicos ni por algún rebuscado argumento de ‘interseccionalidad’, contaminar la noble causa de la equidad de género con agendas que obedecen a otros intereses. Esto resulta particularmente indignante cuando esos mismos movimientos que intentan adueñarse de la lucha feminista mantienen una postura tibia o antiderechos en los momentos determinantes, como se vio en el tema del aborto por violación. Lo mismo sucede cuando echan mano de casos insignes, como el femicidio de María Belén Bernal, para empujar sus agendas o cuando exhiben, en su comportamiento diario y en el funcionamiento de sus organizaciones, los mismos prejuicios que dicen combatir.

Aquellos grupos políticos que presumen de ser ‘antisistema’ o ‘enemigos del capital’ buscan apoderarse del poder de convocatoria y movilización de causas justas —el ambiente, la equidad de género, el bienestar animal, la salud mental, etc.— para fortalecerse y, al mismo tiempo, eliminar a sus potenciales competidores. Está en quienes abanderan las causas, defenderlas del vil oportunismo.