¿Y ahora?

Matías Dávila

El martes almorcé con un hotelero. Luego de hablarme de sus orígenes y de contarme brevemente su trayectoria me dijo que él es un privilegiado. No solo estudió en uno de los colegios más caros de Quito, sino que hizo sus maestrías fuera del país. Pero la charla no se quedó en la vanalidad de lo material, al contrario. Me dijo que fue privilegiado: por y para un propósito. El identifica un gran “para qué”. Para mi fue una sorpresa porque conozco mucha gente de dinero que cree que tiene lo que tiene porque así debe ser: tal vez por su apellido, por su raza, por su talento… no sé. Creen además que, como la vida tenía una obligación con ellos, no deben ni tienen que compartir lo que atesoran con nadie. Si el resto no tiene: salados, que trabajen.

¿Sabes lo que es “Teach For America”? Los graduados de las mejores universidades de EE.UU., los “privilegiados” pueden postular para convertirse -por dos años- en profesores que transmitan los conocimientos que aprendieron en sus universidades, a los niños de las escuelas más pobres de su país. ¡No ganan nada! solo se les da vivienda y comida, nada más. El primer año de este proyecto hubo 4 mil cupos para profesores y postularon más de 20 mil egresados universitarios.

¡Eres un privilegiado! Tal vez no hayas estudiado en un colegio particular ni en una de las mejores universidades, pero comes tres veces al día: ¿para qué?, ¿por qué tú, mientras miles no tienen esa posibilidad? No me digas que te lo has ganado porque no es así. Naciste en un medio privilegiado, una familia que tuvo (propia o arrendada) una casa para guarecerse del frío. Quienes nacen en las parroquias más pobres del Ecuador no tienen agua potable ni un dispensario médico, peor educación de calidad. Pero tú si la tuviste. La fácil es lanzar piedras… Pero, ¿cuál es tu cuota de responsabilidad? ¿Para qué sabes leer, escribir, para qué puedes movilizarte de un lugar a otro mientras hay tantos que no pueden?

Los que somos privilegiados, como yo que después de escribir esto iré a desayunar, tenemos una responsabilidad con quienes no tienen nuestra misma “suerte”. Leíste esto por un propósito, porque la vida tenía algo que decirte que venía tiempo tratando de que lo entiendas. Bueno, ¿y ahora?